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Los pasos se oyen más cerca cada vez, y su primer instinto es huir de ellos como si fuera un tsunami, pero él también quiere perderse en la corriente, y cuando levanta la mirada, apresura el encuentro.

Se miran, y una vez más, hay claridad, porque sus ojos dicen solo una cosa.
-Cuánto te he extrañado. -Susurra Frank al oído de Gerard mientras lo abraza, que no pueda escucharlo no significa que no lo entienda. El abrazo es correspondido y los labios son secuestrados en un pacto secreto e infinito sobre ese pedazo de acera que se convirtió en un refugio, porque ahí conoció su hogar.

Sus cuerpos  se entrelazan en medio de la nublada y ahora fría noche, podrían separarlos en cualquier momento, pero hay algo que los unirá siempre.

No necesito decir que te quiero  [FRERARD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora