No necesito decir que te quiero [FRERARD]

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Sin un rumbo, no puede sentir el cansancio, una inquietante emoción lo ha alejado de casa, sus pies sólo se mueven, aunque su mente está en blanco.

Hace tres días que no sabe nada de él. El silencio nunca había sido tan irritante, es como si algo rasgara su garganta. Solo, perdido, como un animal abandonado en la carretera a media noche, así se siente Gerard, y no entiende porqué. Quizá...

La noche cae lenta y dolorosamente junto a sus lágrimas, le gustaría que él estuviera ahí, pero lo único que hay es una banca vacía, aquella en la que podía vérsele con Frank hace una semana. La observa, como dudando de su existencia, y comienza a preguntarse si alguna vez ha estado ahí en realidad, porque todo ha pasado tan rápido que le cuesta creer que sea verdad, y si Frank llegó aquel día por accidente, podría irse de la misma manera, porque las olas traen misteriosas piezas a la playa, pero también las llevan tan lejos que nunca se les vuelve a ver.
Si es el caso, ¿habrá manera de también perderse en la corriente?
Definitivamente, ha comenzado a amarlo.

Sólo le queda preguntarse si él estará bien.