Pasado

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— Puede pasar — avisó la enfermera.

Con pasos débiles entró a la habitación y lo vio, su cuerpo arrugado y sus cabellos grises, al igual que los de él, acostado en una camilla donde se estaban yendo sus últimos respiros. Cuando llegó junto a él se sentó en la silla que había a un costado y tomó la mano del paciente.

— ¿Jonghyun? — se notaba la dificultad que tenía para articular su nombre.
—Shh, amor, no hables — pausa — no te...sobre esfuerces — dio un pequeño beso en la arrugada mano.
— Jonghyun — repitió su nombre ignorando la anterior orden — Por favor, cuéntame — pausa —cuéntame otra vez nuestra historia, la de nuestro matrimonio.
— Bueno amor - remojo sus secos labios antes de comenzar.
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— [...] Yo los declaro, marido y esposo — Se sintieron mutuamente antes de darse el beso que sellaba su unión antes los ojos de Dios, atrás escuchándose los aplausos y gritos de sus familiares y amigos

Cuando sus labios se separaron lentamente se susurraron un leve "Te amo".

Ya en la fiesta se dedicaron a saludar a los invitados, agradeciendo su presencia y regalos, hasta que llegaron por fin donde querían...dónde sus dos pequeños hijos.

Aún le era complicado de creer que Corea llegó a aceptar en matrimonio homosexual y que pudieran adoptar, pero no iba a quejarse, para nada, ahora podía disfrutar con más libertad su amor y pudo conocer a la luces de su vida, Kim SooMin y Kim JaeMin, su campeona y su campeón.

—¿Cómo están bebés? — Les preguntó Kibum a los pequeños de 2 y 3 años, que se notaban algo asustados por la cantidad de gente. Amaba verlo hablar con sus hijos, los ojos de él brillaban y lo hacían ver aún más hermoso, si es que se podía.

Todo terminó tarde, los niños habían caído rendidos al sueño y la pareja estaba para lo mismo, solo querían llegar a su casa y dormir juntos, abrazados como esposos, porque ellos no iban a tener una luna de miel, no la necesitaban, con la cantidad de años que han estado juntos y lo que estarán, casi todas las noches parecen una luna de miel.

Por fin habían llegado a la gran casa que habían conseguido con esfuerzo, dejaron a los niños en sus camas, encendieron el monitor por si lloraban en la noche y fueron a su habitación, donde solo cayeron y sus ojos se cerraron.
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— Que día más hermoso fue ese - volvió a remojar sus labios - ese traje blanco se te veía, precioso, me dejaste sin palabras cuando te vi — Kibum soltó una pequeña risa y Jonghyun acarició con suavidad su mano — Recuerdo que nos casamos bastante mayores.
— Con 34 y 35 años, lo recuerdo.
— Hemos pasado tantos años juntos, tantos...momentos - pausa - nuestros niños están demasiado grandes, se casaron, nos dieron nietos y ellos bisnietos - nuevamente remojo con su lengua - no puedo pedirle más a la vida, me dieron a una persona maravillosa para compartir mi vida, una hermosa familia, una hermana y una madre increíble, que en paz descanse.
— Estoy de acuerdo, te amo tanto Jonghyun.
— No quiero que me dejes ahora — Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
— Bebé — Tosio — No llores por favor, aún necesito que me cuentes como nos conocimos.
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— Mierda, no alcanzo a entregar este trabajo a tiempo — Se revolvió el pelo frustrado. Tenía hasta la media noche para enviar su trabajo, ya eran las 4 de la tarde y aún no iniciaba. Miró por la ventana de la cafetería donde se encontraba. Al frente había una pequeña pastelería, simple y bonita, y afuera había una persona mirando con al parecer, mucuo interés.
A Jonghyun le pareció adorable aunque no le veía el rostro, puesto estaba de espaldas a él.
Finalmente el chico de cabellos rubios — En ese entonces — entró y luego de unos minutos salió, momento dónde lo pudo ver de frente.
No recuerda haber sentido antes tan fuerte atracción, pero esos ojos pequeños, eso labios, su ropa tan simple como una polera blanca y unos jeans lo embobaron, su expresión debía ser ridícula, pero que importaba en ese momento.
El chico pareció darse cuenta y se sonrojo para luego salir corriendo.
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— Recuerdo que pensaste que te miraba mucho porque te encontré feo.
— Lo siento, sabes que para mi en ese tiempo no me encontraba hermoso — musito pausadamente.
— Para eso aparecí yo en tu vida, para recordarte lo hermoso que eras y eres.
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Al final avanzó algo con su trabajo, lo suficiente como para no avergonzarse de entregar, pero estaba más perdido pensando en aquel precioso chico que había visto.
Preguntó a varias personas si alguien lo conocía, recibiendo varias negativas hasta que llegó a Choi Minho. El tipo no era muy de su agrado, siempre lo veía con mala cara y no sabía la razón de ello, pero agradeció que conociera a su chico desconocido, que resultó ser un primo de Choi.
Le dijo que se llamaba Kim Kibum, tenía 25 años y ahora andaba en una relación.
Esto lo entristecio, pero no perdió la esperanza de símplemente hablar con él.

One-Shot&Drabble (JongKey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora