Maldición

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Ese de nuevo seria el final del asunto por ahora

-lo siento Ana-murmuro

¿Cuántas veces se ha disculpado en esta vida? ¿Cuantas veces más aquello iba a seguir?

Pero el mismo lo provoco desde el primer momento, desde la primera vez

¿Cuánto tiempo ha pasado desde ese atardecer?

-mi nombre es Reisi-destapando su rostro, quitando las estorbosas telas azules, ofreciéndole su mano para que pudiera levantarse

Había caído desde el primer momento, tontamente, ingenuamente...cayo bajo el encanto de los ojos malva, si...contrastaban de una manera extraña con el atardecer pero eso a él no le importo, realmente no lo hizo como es costumbre suya fue un poco irresponsable, aceptando su mano

Reisi

Alguna vez fue un Hechicero que ayudaba a la gente por su manera noble de ser, siempre con una sonrisa en su rostro, con una mirada de calma, alguien que era indescifrable pues no podían ver atreves de sus gestos o de sus sonrisas. Usando esa magia para ayudar a quien pudiera o a quien fuera a buscarlo, su sentido de la justicia y responsabilidad le dejo que la mayoría a su alrededor le estimara.

-así que sabes usar magia-comento curioso hacia el peli rojo –bueno eso explica el tipo de sensación que das

-no es que la use en realidad

Mejor dicho el no debía usar su magia

Desde pequeño se descubrió increíblemente hábil, era como respirar que la magia y todo reaccionara a él, si bien en su casa no había nadie con tales poderes no es como si se hubieran quejado, así podría hacer las cosas más fáciles haciéndole a futuro un tanto holgazán, bastaba con un chasquido de sus dedos y la casa estaría limpia.

Sin embargo a medida que fue creciendo el poder lo hizo

Los hechizos pequeños se volvieron en realidad los más difíciles, usaba mucho poder que las cosas terminaban mal.

Aprendió desde que era un adolecente que sus emociones eran peligrosas, el no debía sentir al igual que no debía usar su magia y al final eso había importado poco.

-¡he llegado papa!-la niña entro felizmente a la casa, topándose con su padre y él al momento, dejando la efusividad ella se inclino un poco-buenas tardes

-me alegro de que hayas llegado Reira estaba por ir a buscarte

-me entretuve un poco, lo siento

-lo importante es que ya estás en casa, el es Suoh

-mucho gusto señor Suoh, mi nombre es Reira

-mm si...un gusto

La niña de quizás de 12 años o 10 se despidió diciendo que tenía que ir a su habitación a ponerse "linda" para el "atractivo" invitado.

-deja esa cara, no es como si me fuera a meter con ella

-mas te vale

Reira

La pequeña hija de Reisi, 12 años, piel nívea, una larga cabellera negra, ojos azules, con unas expresiones similares a su padre, algo tímida con los desconocidos al punto que parecía más una muñeca, en general era similar a una.

Esa fue la señal que la había mandado la vida para que se alejara de ellos dos, esa niña era su señal, debía irse y no volverse a topar con Reisi

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