Cada que amanece.

Uchiha Itachi.

N/A: Holooou (again) :v/.... ¡Doble, ¿cómo la ven?! 

Montalvog.

~.

— ¿"Distrito Uchiha", dices? — preguntó, con un deje divertido en su voz, Deidara — ¿Osea que éste lugar es donde está o estaba tu clan?... ¡Pfft, HAHAHA! ¡Menuda cosa!... No pensé que toda tu familia era así, pero me equivoqué. ¡Tal parece que el Clan Uchiha es un clan de presumidos, hahaha! ¡Mira que andar colgando su emblema por todos lados hasta hartase, HAHAHA!

Mientras Deidara se partía de la risa recargado en el escalón, Itachi, lejos de enfadarse, hacía todo lo contario. Respiraba tranquilo y sostenía su quijada con su mano, teniendo un dedo bajo su nariz y sobre su labio. Deidara observó el gesto y lentamente volvió a la normalidad.

— Uuhh, hahaha... Vamos hombre, que no es gracioso si no te enfadas...
— Estaremos utilizando esta casa como guarida en caso de que el clima no favorezca y como punto de reunión. Aunque no conozcas bien la villa, tal vez haya la posibilidad de separarnos, así que debes tener un punto de referencia.
— Ya, ya... Ya entendí, pero a todo esto, ¿qué veníamos a hacer a Konoha exactamente?
— Principalmente, obtener información acerca de su bijuu — dijo Itachi poniéndose de pie — Despúes viene buscar documentos sobre el Edo Tensei para el líder.
— ¿Bijuu? ¿La Hoja tiene un Bijuu?
— Sabes lo que son, ¿no? — volvió a colocarse la capa y avanzó al interior de la casa.
— Un, la Roca tiene... o bueno, tenían al Gobi, ¿ellos cuál tienen?
— Bueno, a eso venimos... Yo sé que tenemos al Kyuubi, pero la organización requiere todo por escrito.

Deidara se puso de pie y alcanzó el paso de su compañero. Itachi accionaba los interruptores pero no reaccionaban, obviamente habían cortado la luz. Atravesó la duela terrosa de lo que era la sala y (aunque era de día, por la lluvia se oscurecía más el lugar) se dirigió a un armario de paneles iguales a las paredes y las puertas, de donde sacó una lámpara de aceite. Volvió al centro de la habitación y Deidara curioseó los alrededores.

— ¿Cómo es que sabes dónde estaba esa lámpara, Itachi? — preguntó Deidara abriendo una puerta. La sala llevaba a una pequeña cocina al frente que denotaba que, aunque nadie vivía ahí, tenía buenas condiciones.
—  ... Esta era mi casa — un silencio largo se produjo antes de que contestara.
— Ohhh~ — respondió el rubio observando con más detalle el lugar. 

Al lado izquierdo de la sala había un pequeño pasillo que llevaba a dos habitaciones más grandes y unas escaleras guiando al segundo piso, que tenía otras dos habitaciones un tanto más pequeñas. Había una cama pequeña hecha, un escritorio con cuadernos, pergaminos, lápices ordenados y una cesta de juguetes al lado. Deidara tomó uno de los juguetes, un peluche de un dinosaurio y lo examinó en todas direcciones. Salió del cuarto y regresó con Itachi a la sala.

— Ne, Itachi... ¿y qué pasó con..?

Se detuvo así mismo cuando vio que su compañero no estaba. Su capa estaba colgada a través del panel hueco de la puerta que se encontraba abierto. Deidara dejó el juguete en el suelo junto con la lámpara y salió afuera, al que era un jardín que parecía rodear toda la casa. Entre el silencio de la casa, un sonido hueco como un golpe hizo eco por las habitaciones, Deidara entró en guardia y se acercó lentamente al lugar donde provenía. Ahí, Itachi yacía de pie frente a un estanque que se limitaba por grandes piedras. El sonido provenía de una fuente de juncos, que al llenarse lo suficiente se vaciaba contra la roca y producía un rítmico toque. Itachi observaba el cielo, con las ropas empapadas y el cabello cayéndole en la espalda; cerró los ojos y respiró profundamente cuando se escuchaba un trueno a lo lejos. Poco a poco la tranquilidad en su rostro fue despareciendo, una mueca de dolor apareció en el. Sus hombros lentamente se agitaron y su voz comenzó a emitir un leve sonido. "¿Qué está-?"