De todas las hermosas
la más bella es mi Amada,
y el amor que le tengo es el más puro,
y el fuego que en mi alma
arde profundo, inmenso,
es el que Ella ha encendido con su llama.Allí, como los hierros
que caldea la fragua,
mis afectos sacuden las escorias,
resplandecen, se ablandan,
y es que el amor de Ella
invade y compenetra mis entrañas.
¡Ay fuego el más querido,
centella sosegada,
amor que dulcedumbres celestiales
pacifico derramas!
no eres el cieguezuelo
de revoltosas a alas,
el cieguezuelo que desasosiega,
que suspiros levanta
del corazón herido,
del pobre corazón que dolor sangra.Hermosa Reina mía;
prendida entre las mallas
de esas redes que prenden corazones,
prendida está mi ánima:
allí está a su sabor
en ellas enredada,
disfrutando en silencio
esa paz de los cielos que embriaga.