Capitulo 11

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Cap. 11:

Camino por un bosque muy oscuro. Los arboles carecen de hojas y el viento que agita sus ramas le da un aspecto mucho más espeluznante de lo que sería ese lugar de día. El sendero por el que camino no tiene luces y apenas se puede visualizar algo, pero conozco el camino, y por alguna razón desconocida decido adentrarme más al corazón de tanta oscuridad.

Mi vestido rojo es lo único que veo. Esta todo roto, no creo que pueda arreglarse, pero sigo caminando y sigo rompiéndolo. Ya no hay nada que hacer por él, no hay ningún problema en seguir rompiéndolo. Ese vestido largo y elegante por el que me sentía tan orgullosa y al mismo tiempo tan extraña ya no existe. Lo único que queda son pedazos, recuerdos, partes de él que a pesar de estar juntas no volverán a ser el mismo. No había vuelta atrás.

Escucho un ruido y miro al cielo. Al parecer hay una tormenta. Las gotas comienzan a caer sobre mi cabello y se extienden por todo mi cuerpo. Un rayo ilumina el cielo imponentemente e impacta justo en frente de mí. Una enorme grieta se empieza a formar y me hace perder el equilibrio. Ahora todo parece iluminado a excepción del enorme agujero.

-Aun puedes salvarte, _____.

Miro hacia atrás para ver de donde proviene esa voz tan familiar pero no hay nadie. La grieta comienza a extenderse haciéndome caer, pero me sujeto de borde. Sé que no voy a durar mucho con este aguante pero lo intento. Mientras trato de levantarme, una mano aparece frente a mí. No tiene cuerpo, o no lo veo, pero si veo sus ojos. Unos ojos mieles brillantes me miran con esperanza, pero no me concentro en eso. Los ojos cuentan con un resplandor blanco. Pueden guiarme a la luz.

-Esto no tiene que ser así, ______. Puedes salvarte.

Cuando estoy a punto de tomarla, otra mano aparece. Esta tampoco pertenece a un cuerpo visible sino a unos ojos verdes, pero estos no tienen brillo. Todo está oscuro atrás. Oscuridad. Entonces, escucho otra voz.

-Puedes venir conmigo, ______. Puedo darte lo que necesitas, puedo hacer que seas la misma de antes, todo puede volver a ser igual si vienes conmigo.

-Lo que necesitsa es seguir adelante. No puedes aferrarte al pasado si quieres cambiar. –Esta vez hablo la voz que asociaba con los ojos mieles. ¿Qué era lo que exactamente quería yo? Si no estaba segura, ¿Cómo podía salvarme?

-Toma mi mano, todo será como antes no habrá errores…

-Toma mi mano, puedes cambiar y ser quien siempre quisiste…

-Toma mi mano…

-Toma mi mano…

Sus voces se filtran en mi cabeza como si estuvieran tratando de controlar mi decisión. Pero no pueden. Solo yo tengo el poder, lo sé. Sin embargo, mi mente tenía una especie de bloqueo que no me permitía pensar. Mire a ambos ojos y tome mi decisión pero la grieta comenzó a abrirse más. Los rayos comenzaron a hacerse más constantes. Golpeaban a todos los arboles haciendo que estos desaparecieran uno por uno. El ruido era insoportable. No podía pararlo.

-Tienes que tomar la decisión correcta si quieres parar todo.

Esta vez ninguna de las dos voces anteriores hablo. Era yo esta vez. Mi propia voz me llamaba. Pero no sabía cuál era la decisión correcta. No me quiera arriesgar. Tal vez ninguna es la correcta, tal vez ambas lo son. Ante esta duda opte por la tercera opción.

Entonces, me deje caer.

Mis ojos aún estaban cerrados pero no estaba dormida. El sonido de la alarma era irritante pero era lo único que me hacía levantar cuando mi abuela no estaba. Los recuerdos de anoche invadieron mi mente y enterré mi cabeza más en mi almohada, tal vez así podría esconderme.

Standing in the darkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora