S02E16: Una alimentación sana

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La progresión de Efthimiou puede quebrarse. Milo lo sabe. Al fin y al cabo, pasarse los últimos ochenta años terminando la escuela secundaria sirve de algo: el vampiro adolescente voluntarioso acaba por entender ciertas artes ocultas, ciertas ciencias oscuras, incluyendo la matemática; una creación humana para entender el universo que las criaturas de la noche han ignorado por siglos. Sin embargo, la matemática no miente, al menos en ciertos aspectos de cómo está ordenado el cosmos. Y los cálculos de ese estrambótico profesor de Florida adepto al cine de trasnoche tienen todo el sentido del mundo. Si los vampiros salen a cazar indiscriminadamente, se quedan sin alimento. "Eso es lo que nos diferencia de las bestias, de los licántropos, de los ogros, de los recaudadores de impuestos", explica Milo ante una treintena de jóvenes vampiros reunidos alrededor de una mesa larga en uno de los salones de El Viñedo.

Vampirismo ecológico – protesta el guitarrista de Hijos de la Noche – Lo único que nos faltaba. Convertirnos en Edward Cullen.No se equivoquen, estimados – sonríe Milo – Que esto no es un proyecto conservacionista, para preservarlos a ellos. Es un... digamos que es un plan nutricional, para preservarnos nosotros.No entiendo, Milo – interviene Cinthia, rodeada de las dos matonas que heredó de la escuela, que aún la siguen a todos lados y que miran la escena con una clara expresión de desconcierto.Voy a tratar de explicar esto con un ejemplo – Milo toma un tono docente, se pone de pie, se siente seguro, sabe lo que está haciendo – Puedo comerme cuatro Mac Combos al día. Uno por cada comida. Al final del día, voy a estar lleno de grasas saturadas y colesterol, con dolor de estómago y, por supuesto, con hambre. Muy mal alimentado. Pero, lo peor de todo, es que voy a haberle hecho un tremendo agujero a mi presupuesto. Ahora, si mis cuatro comidas del día, en vez de ser cuatro Big Macs son un desayuno con cereales, un almuerzo hiperprotéico, una merienda plagada de frutas y una cena ligera; no solo estaré más sano, sino que habré gastado mucho menos. Mejor resultado con menor esfuerzo.¿Y eso cómo se aplica a nosotros? – interviene Diego, el baterista.Ah, esto es muy sencillo y, sin embargo, no espero que lo entiendan o que lo acepten fácilmente. Al fin y al cabo, he intentado explicárselo a mi padre desde antes de que Armstrong llegara a la luna – Milo se toma un segundo para respirar y, de paso, permitirle a la audiencia que descarguen algo de la adrenalina que les provoca escuchar el nombre del Comandante del Apolo XI – Sí, sí... Neil Armstrong... un gran vampiro. Pero volvamos a lo nuestro. Desde esos tiempos que intenté que mi padre entendiera que un vampiro no necesita tanto de una alimentación abundante, sino de la alimentación correcta.¿La alimentación correcta? – pregunta el coro.Sí, exacto. Menos cantidad, mejor calidad. Los humanos, a lo largo de su evolución, hicieron algo similar. Pasaron de cazar mamuts y comer su carne cruda a escribir libros sobre dietas. Mi padre nunca entendió (entre tantas otras cosas que nunca entendió), que si no administramos mejor los recursos naturales, podemos depredarlos. Y extinguirnos.

Un silencio incómodo se apodera de la mesa. Hablarles de extinción a una tropa de seres del inframundo demasiado familiarizados con el concepto de inmortalidad no es algo sencillo. Varios en esa sala admiran a Milo por tener el coraje de enfrentar los tabúes del clan y tomar las riendas del liderazgo para conducirlos hacia un futuro mejor o, al menos, mejor alimentado. Pero otros tienen sus dudas. La dificultad de romper el hábito, inculcado durante siglos, de hincarle el diente a cuanta persona se les cruce por delante. La resistencia a cortar con las tradiciones y enfocar la gestión de la comunidad vampírica con conceptos razonablemente innovadores. Un cierto resentimiento por el hecho de que Milo haya asesinado a su padre y –según dicen los rumores más recientes– a su propio hermano.

Pero entonces... – la que vuelve a hablar es Cinthia – Si la clave no está en la cantidad, sino en la calidad, ¿dónde la encontramos? ¿De qué deberíamos alimentarnos?De sangre limpia.¿Y eso dónde se consigue?En las deliciosas yugulares de las niñas. Las más jóvenes. Las de sentimientos más puros. Las que estén dispuestas a darnos su sangre a voluntad, por amor.Ah, como si eso fuera ta fácil – responde Diego con una risotada.Por supuesto que no es sencillo – Milo suena tranquilo – Pero ese es el plan. ¿Cuál plan? – Cinthia vuelve a su situación de desconcierto.Primero, Zoe. Ella vendrá a mi. Me dará su sangre. Me hará más fuerte que nunca. Con esa fuerza, podré transportarme rápidamente de un lado al otro del planeta para encontrar a las mejores doncellas, a las más nutritivas, y traérselas. Así todos seremos fuertes y... ¡El mundo será nuestro! – afuera llueve, pero la explosión de un trueno no logra opacar la ovación que estalla dentro de la sala.

Hijos de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora