Capitulo 2.

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Me encuentro tumbada boca abajo en mí recamara con mi compañera de cuarto, Angela.

- así que en el próximo evento, se hará oficial, tu casamiento.

- al menos que haya un milagro e impide que él suba al escenario y que diga mi nombre, si se hará oficial y mis padres contentos, tan solo porque me habré casado con uno de los hijos de un hombre importante en esta maldita ciudad.

- mira el lado bueno.

- cual seria ese lado "bueno" según tú.

- ninguno, como amiga debo darte ánimo, pero eres difícil - dice y me echo a reír acompañada de ella.

- estas loca.

- pero te hice reír.

Luego de estar haciendo absolutamente nada, salgo de mi habitación para dirigirme al patio donde me encuentro a Jonathan con su guitarra, me siento a un lado de él y me quedo escuchándolo por un buen tiempo hasta que termina la nueva letra de una de sus miles de canciones en un cuaderno de acordes.

- como estas.

- bien o eso creo.

- me contaron que Dylan, decidió ya hacerlo público y casarse.

- si, lo chistoso es que sí intentó rechazarlo, no me tomaran en serio y lo harán de todos modos.

- si, no estoy de acuerdo con muchas leyes de esta institución, pero no me gustaría nunca mandar a una hija mía aquí para que un chico la elija como si fuera una maldita presa de carne, como mucho chicos piensan, me duele saber que tus padres permitan esto que hagan que te cases tan solo porque quieren hacer más fortuna a costa tuya, me duele saber lo mucho que sufrirás con el imbécil de Bradley.

- créeme yo me siento igual o peor ya que soy yo que pierde su libertad para siempre.

- como quisiera que esto fuera diferente, enserio, eres como mi hermana y me duele ver como tu vida va a pique en el infierno.

- oh gracias, también te considero un hermano y me hace feliz que no seas como los imbéciles sé esta institución.

Nos quedamos en silencio, hasta que vemos venir a Joel de mano con marta.

- hola chicos, Lau el imbécil de Bradley te busca y no se ve muy contento.

- y cuando lo está - dice Marta, y nos echamos a reír.

- bueno yo me voy, no quiero que se cabree más de lo que está, hablamos después chicos.

Me levanto, y comienzo a caminar por todo los pasillos hasta que siento una mano apretar mi antebrazo y alarme hasta entrar en el cuarto de limpieza.

- pero, que mierda.

- cállate - dice empujándome a la pared de dicho cuarto - ahora me dirás que hacías con el imbécil de Jonathan a solas.

- eso a ti, no te importa.

- claro que me importa, se te olvida que eres mi mujer.

- yo, no soy tu mujer.

- a no?.

- no, y no lo discutiré una cosa es que tú creas que sí y otra sea verdad.

- te demostrare que si es verdad - dice para luego, tomarme de la nuca y besarme, peleó para que me suelte, pero no puedo es más fuerte que yo, me rompe mi camisa de cuadros y me quita el sostén y comienza a chupar mis pezones, alzo mis pies y lo golpeo en sus partes trato de llegar a la puerta del armario, pero no lo logro, siento un golpe en la nuca y luego una patada en la costilla derecha. - que creíste, que seria tan fácil, maldita sea eres mía - se acomoda arriba de mí y alza mi falda para luego romper mis bragas sollozo, pero luego me callo al sentir un golpe en mi boca - te haré mía, quieras o no - siento como entra en mí en una sola embestida, para embestir fuerte y más rápido escuchando sus gemidos de placer y los mío de dolor, a los poco minutos siento como se corre dentro de mí, siento asco y unas tremendas ganas de vomitar, siento como sale y luego como se acomoda toda su ropa - parate - no me puedo ni mover, me duele todo el cuerpo - dije que te pararas, acaso no escuchas - me sostiene el cabello con su mano y de una manera brusca me coloca de pies, no puedo guardar un sollozo que se me escapa, me siento muy mal. - ahora, entendiste quien es el que manda?. Dime, quien es tu hombre? - pregunta, pero no respondo - HABLA, maldita sea - me tira del cabello con mucha fuerza que rompo a llorar. - DIME.

- tú.

- si, yo y sabes porque? - no respondo. - te hice una pregunta.

- no, no sé.

- porque, yo soy el hombre y el hombre siempre va a mandar y esta no sera la ocasión.

Después de una sesión de besos, por parte de él, me cedió su camisa y me acomodo la falda y el cabello para luego salir del armario y llevarme a mí recamara.

- hablamos luego, amor.

Me deja entrar para luego irse, me apoyo en la puerta de entrada y lloro saco todo lo que hay dentro de mí, siento una mano en mi espalda dándome caricia, me sobresalto y me giro para mirar a mis amigos sentados a cada lado del cuarto, me miran con sorpresa y sé que debo verme fatal.

- es un imbécil.

Señor Bradley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora