Dylan Bradley.
Por fin, hice el anuncio que tanto espere, su familia me aceptó muy bien aunque ya lo sabía, con unos padres tan interesados como los de ella, se veía venir, lo único que lamento es que no me ame, pero poco a poco se acostumbrara a mí, veo cómo se aleja del grupo y camina así donde están sus amigas, odio admitirlo pero no me agrada que hable con otras personas, lo acepto soy muy posesivo con lo que mío, porque a ella la considero mía desde que tengo trece años ya la veía con otros ojos, y sabía lo que era la amaba y la sigo amando.
- por fin, hijo, estoy tan feliz que hayas escogido ya, pensé que no saldrías de esta institución jamás - dice mi padre golpeándome la espalda.
- sabes que estaba esperando que cumpliera los dieciocho, así anunciar nuestro compromiso, ya solo dos semanas y saldré de aquí con la mujer que amo.
- me alegro, que haya sido ella, siempre la mencionas, Lauren Conrad una negra sensacional, y a tu madre le encanta todo de ella.
- si, mi Negra, la amo desde que la vi lo que me llamó la atención fue sus ojos, esos ojos color chocolate claro, resalta con ella.
Veo como se acercan, sus amigos con sus respectiva mujeres, sinceramente aunque tengan mujeres no me confío, y ella lo sabe, pero le gusta retarme.
- me voy a retirar. - anuncio, a los que están en la mesa.
- pero tan rápido, cariño, apenas comienza lo bueno. - dice mi madre con una sonrisa.
- madre, es mejor que Lauren y yo, ya nos retiremos, tenemos muchas cosas que hablar.
- vaya muchacho, sé que tendrás que hablar con mi hija, sobre la mudanza y los preparativos de la boda. - hago un asentimiento y me retiro, camino hasta estar atrás de mi mujer, posó una mano en su cintura y otra en su cadera, me acerco a su cuello y le riego besos por este, siento como se tensa pero me da igual, ella esta para complacerte y así sera.
- vayámonos ya, a la habitación.
- no.
Le doy la vuelta, y quedamos cara a cara. - como, que no?.
- la ceremonia, aún no acaba.
- a mi no me interesa, he dicho que nos vamos - la apretó más a mi y le doy un beso en la boca, para luego hacer el camino hacia mi alcoba, llegamos y hago que pase primero, para luego cerrar la puerta, me está dando la espalda y eso me encanta, me deja ver su redondo y apetecible trasero, me acerco y le comienzo a besar mientras le desabrocho el gran vestido que tiene, oigo como traga saliva, y me encanta saber que la pongo nerviosa.
- hoy, te haré el amor, como nunca antes lo he hecho.
- Dylan, no quiero.
- estas para complacerme, y eso es lo que harás. - digo, para darle vuelta y besarla, camino hacia delante haciendo que ella retroceda, al llegar al borde de la cama la tumbó en esta, para observar la bella vista que tengo, mientras me de visto, veo como intenta levantarse de la cama, pero soy más rápido que ella, me acomodo encima de ella y le voy dando besos hasta llegar al valle de los senos, le quitó la molesta tela llamada sujetador, y disfruto más de sus hermosos pechos, mientras tengo el derecho en mi boca, con mi mano, sobo la izquierda, suelta un gemido que me vuelve loco. - así, mi amor gime para papi. - digo cambiando de seno.
- Dyl.an, para por. Favor - dice entre cortadamente, la ignoro y sigo con mi recorrido, veo como intenta separarme de ella con su mano, y como se retuerce, para que la deje de tocar.
- Lauren, no me hagas amarrarte a la maldita cama.
- no lo quiero hacer, por favor.
- callate, y solo disfruta.
- No! - grita, y la abofeteó, me mira con lágrimas en los ojos, odio esto pero es la única forma de controlarla, me paro y voy a mi mesita de noche, donde sacó unas esposas, veo como se para y corre hasta la puerta, pero soy más rápido que ella, la tomó por la cintura y la colocó en la cama, peleamos un rato hasta que logró inmovilizar y colocarle las esposa en cada mano a través de la cabecera de la cama - tú te lo buscaste - digo, para luego romperle la ropa interior y quitarme mis bóxer y embestirla, chilla de dolor, pero no me importa, yo quería hacerle el amor pero ella no se dejó, con cada embestida que doy lo hago más fuerte, rápido y certero - ERES MÍA, MALDITA SEA, CUANDO QUIERO HACERTE Mía, SOLO TIENES QUE ABRIRME LAS MALDITAS PIERNAS Y QUEDARTE CALLADA, ME PERTENECES, Y Así LO SERA HASTA QUE UNO DE LOS DOS ESTÁ MUERTO - gritó en cada embestida que le doy - DILO, DI QUE ERES MÍA - se queda callada, solo se escucha su sollozo y eso me cabrea, más de lo que estoy, la tomó por el cabello y lo jalo, hasta juntar nuestras narices - DILO.
- so. Soy tuya - dice entrecortada, embistió otra vez hasta correrme dentro de ella.
- Eres mía, Solo Mía.
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Señor Bradley.
Historia CortaElla: "La Vida es Una mierda". El: "Aunque, no quieras, ERES y SERAS MÍA" Comienzo de la historia: 6 de noviembre del 2016. Final de la historia: 26 de junio del 2017 No copiar. Derecho de autor. Dato: Antes de leer esta historia, quiero dejar claro...