34. ¿Quién dijo que quería escapar?

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Desperté gracias a la claridad de la mañana que se filtraba por el gran ventanal de la habitación, además, sentía un peso sobre mi cintura. Giré levemente mi cabeza para lograr ver de que se trataba, era Fabián, esperen, paren el mundo ¿Amanecimos juntos? ¿Dorminos juntos?

Oh no -pensé-

Por suerte tenía mi ropa interior, no recordaba absolutamente nada de lo que había pasado anoche, de todas formas se lo preguntaría a Fabián.
Mi cabeza me dolía como nunca, traté de moverme pero eso solo hizo que mi novio me apegara más a él.

- No podrás escapar de mi -dice mi novio

Mientras hablaba me di la vuelta para poder mirarlo

- ¿Quién dijo que quería escapar?
-dije antes de besarlo

- Me gustaría despertar todos los días de mi vida de esta manera -dice acariciando mi mejilla

- A mi también -una sonrisa se dibuja en el rostro de mi novio- yo.. no recuerdo nada tú....

- Si

Estaba segura de que esa sería la respuesta, de todas formas de lo unico que me arrepiento es de no haber estado en mis cinco sentidos.

- Yo también estaba...-intenta decir Fabián

No lo dejé concluir, sabía lo que diría.

- No te preocupes, yo te amo y no me arrepiento de nada -dije antes de besarlo- ¿tú si? -añadí

- Nunca me arrepentiré -me dijo antes de besarme con dulzura, una dulzura inexplicable, que solo el verdadero amor te hace sentir.

Estuvimos un rato riendo y hablando sobre nuestra horrible pero a la vez buena infancia, en la que eramos inseparables. Él era el hermano de mi hermana, se que no es mi hermana, pero la Dani es más que mi mejor amiga.
Después de esto, decidí ir a darme una ducha.

- ¿A dónde vas? -pregunta mi novio extrañado

- A ducharme -dije obvia mientras llegaba a la puerta del baño

- Si quieres te acompaño

- No es necesario -dije mientras cerraba la puerta del baño con seguro.

Luego de una larga ducha de veinte minutos, me disponía a vestirme, pero adivinen, la muy idiota no trajo su ropa. Me puse mi bata que por suerte estaba colgada detrás de la puerta y salí del baño.
Me encontré a mi novio recostado sobre la cama, se veía muy sexy pero no caería en su juego.

Caminé hacia mi armario y elegí un bikini negro, una polera del mismo color y unos mini shorts de jeans, me encantaba usar esta tenida en la playa. Tomé toda mi ropa junto con mis sandalias y me encaminé al baño, pero la voz de mi novio me detuvo.

- Te puedes cambiar aquí -dice con su voz seductora

- Tú estás aquí -dije sonriendo

- Pero ¿cuál es el problema? -dice mientras bloquea la puerta del baño

- No juegues, déjame entrar

Ante su oposición me fui al baño del primer piso, al pasar por la cocina encontré una nota en el refrigerador:

Salimos a comprar algunas cosas, volveremos pronto.

Gabriel

Perfecto, salen todos de compras y a mi me dejan aquí, podrían haberme despertado, pensaba mientras caminaba hacia el baño.

Entré y me vestí tranquilamente, cuando salí, Fabián ya estaba vestido y viendo televisión en el sillón.

- ¿Al extranjero? -dije incrédula mientras leía lo que aparecía en la televisión

Una mujer que ama demasiadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora