Love Me Like You Do [+18] ♦KageHina/HinaKage♦

Primer Paso.

Primer Paso: Kageyama Tobio aclarando sus sentimientos.

Estado Actual: Sin avances en especial.

Tiempo restante: Exactamente tres años para el gran paso.

Conclusión: Probablemente muera solo por cobarde y miedoso.

"Mi campo de visión siempre se dirige a él sin razón alguna. Es como si el pudiera hablarme telemáticamente, es como si ambos estuviéramos conectados, y en el momento en el que yo lo miro, nuestras miradas chocan. Sólo existimos nosotros dos".

Sin duda era otro arduo entrenamiento. Kageyama se encontraba sentado en el suelo y apoyado a la pared, con una toalla encima de su cabeza y tomando agua de una botella. No sabía por qué, pero se sentía muy molesto, todo se debía a que estaba pensando demasiado últimamente y eso, de verdad lo ponía de malas.

—¡Ah! Tienes una cara aterradora, Kageyama —le dijo Hinata sentándose a su lado— ¿Te molesta algo?

—No es nada, idiota. Estoy como siempre —el pelinaranja suspiró. No se podía esperar otra respuesta viniendo de Kageyama.

—Si tú lo dices... —una pequeña punzada dio como un cuchillo en el corazón de Kageyama. Sus pensamientos se trataban de Hinata, y eso si que le ponía de malas. El pequeño se quedó callado, no tenía intensión de molestar a Kageyama más de lo que ya estaba.

—La verdad es que... He estado pensando en muchas cosas. Lo lamento —los ojos de el pelinaranja se abrieron de par en par al escuchar como Kageyama se disculpaba.

—¡A-Ah! ¡No tienes que disculparte! Eso es muy raro de tu parte, Kageyama —lo único que provocó fue que Kageyama apretara su cabeza con fuerza— ¡Auch, auch! ¡Ya entendí!

Ambos se levantaron al momento que escucharon que el entrenamiento había acabado. Todos se dirigieron a los camarines y comenzaron a cambiarse. Los pensamientos de Kageyama seguían rondando al rededor de Hinata, no podía pensar en nada más que no fuera él, últimamente, eso lo ponía ansioso, y lo único que deseaba era estar en la cancha con ese enano y pasar las horas más felices de su vida, aparte de las horas de comida, claro. Su mirada de forma involuntaria se posaba en el abdomen de Hinata al momento en el que este se quitaba su camiseta, provocando un leve sonrojo en Kageyama que trataba de ocultar. De verdad que pensar de esa forma de Hinata le estaba trayendo problemas, y quería buscar una forma de parar aquello, pero era como si su subconsciente quisiera lo contrario, y eso, eso lo molestaba.

—¿Hmm? ¿Kageyama? —justo aquella voz lo hizo volver a la realidad, «Hinata...».

—¿Ah? —preguntó con aquel tono molesto como siempre, a lo que Hinata se estremeció.