A medida que caminaba quería que el suelo se abriese y que alguien le dijese "Bienvenida a casa" pero eso de ninguna manera iba a suceder. Mientras caminaba en el bosque sólo podía permitirse comer las cosas que cazaba y tristemente no era tan buena como quisiera, una simple lanza con una piedra afilada en la punta, era su arma, pero la verdad era que matar a un conejito le producían nauseas y tenía que cocinárselo como pudiese.
En el camino tuvo que esconderse hasta por debajo de las piedras, tenía esa incesante alerta de pánico por el mínimo ruido, deseaba poder ver en la oscuridad, pero con lágrimas de frustración era imposible mirar si iba en el camino correcto o se adentraba más al bosque. Un par de veces tuvo que parar y abrazarse a sí misma pensando que tal vez esa noche, Perséfone no estaba cazándola, y que los Skiés en realidad no estaban buscándola.
Otro día, otra noche. La comida escaseaba y vivir de agua era prácticamente un reto, una lanza que podía servirle pero que de pronto era una carga, la hacían frustrarse más.
—Padre —sollozaba cuando temía que el sol la mataría de una buena vez.
Todo era más tranquilo cuando no tenía que preocuparse por comer, cuando no tenía que preocuparse porque que alguien la odiaba, cuando en realidad estaba sola, cuando ignoraba muchas cosas, así estaba mejor.
No sabía porque Artemisa había enviado a esos dos odiosos a por ella, cuando claramente no tenían la buena predisposición y claramente ella la estaba pasando mal. Se detuvo y sintió la necesidad de gritar pero voces la hicieron detenerse y apresurar el paso.
Llegó a un pequeño pueblo cuando el sol se asomaba majestuosamente muy por encima de los riscos. Pudo ver niños corriendo, madres trabajando y hombres que cargaban cosas sobre sus hombros. Era la primera vez que veía a la humanidad tan de cerca y le daba ansiedad, quería conocer todo de ellos, quería compartir la risa de los niños y es que a sus diecisiete años no sabía lo que era reír y ser feliz por completo sin saber que te faltaba algo.
Sus pies ya no daban para otro paso más y terminó sentándose sobre una piedra, en ese momento el sol no era su mejor amigo y todo su cabello era una maraña pegada a su piel, sus labios estaban tan resecos que por instinto terminaba quitándose los pellejitos para hacerlos sangrar y culparse por olvidar ese detalle.
Cerró los ojos y lo primero en lo que pensó fue en su padre, no sabía cómo seguir adelante sabiendo que todo lo que ella quería y en lo cual había crecido se estaba desmoronando.
—Disculpa —la voz de una joven la hizo regresar a la realidad— ¿Te encuentras bien?
Conocía su idioma. Los ojos le brillaron de emoción ya que por primera vez compartiría palabras con alguien que era como ella.
—M-muero de sed —respondió con toda honestidad.
—Oh —la joven se dirigió hacia una cubeta y sacó un pequeño cuenco para servirle agua—. Toma, en realidad esta es la época más caliente del año, muchos creen que los Dioses están enojados conmigo por nuestra falta de oraciones —por instinto la joven se alzó de hombros quitándole importancia.
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Karissa [Reinos de Oscuridad #1]
FantasyUn día las flores se marchitaron, la lluvia comenzó, los ojos de aquella mujer de cabello como el fuego se abrieron y todo comenzó a desmoronarse. ►Booktrailer: https://youtu.be/EN9oBcsCoRY