Una gran cantidad de mujeres se movían en la zona, espectadores e incluso mujeres que querían sumarse a las filas, avanzaron con los nervios golpeando sus venas, sintiendo el corazón agitado y el sudor correr por sus frentes.
Había una tensión palpable en el aire, la presencia de aquellas mujeres guerreras era poderosa.
Un gran círculo se extendió protegiendo a su reina, un escudo de lanzas adornadas con piedras preciosas, escudos hechos de oro, arcos con flecha en mano en caso de que la situación cambiara drásticamente. Se veían inmensas a los ojos de Karissa quien había escuchado historias pero jamás había visto una frente a ella, nunca se le permitió cruzar el umbral de los campos elíseos por ser humana y estar viva, así que sí había una de ellas ahí, sólo eran rumores.
Una ruina afuera de la ciudad se alzaba con un total de trece escaleras; eso fue lo que Akil le murmuraba en aquel momento. Karissa no salía de su sorpresa.
¿En qué consistía aquella prueba? ¿Qué tan peligroso podía ser?
Sus preguntas incrementaban en su cabeza pero era incapaz de soltarlas. En un intento vago de abrir la boca para mencionarle algo a Akil, la voz de la reina se alzó desde la punta de la ruina, dejando a todos en silencio.
—Hemos llegado de tan lejos, hemos estado en una guerra que me ha costado la pérdida de hijas, madres y esposas; sin embargo, sus muertes no son y nunca serán en vano, es por ese motivo que somos guerreras, procuramos el bien y el salvaguardo de nuestra humanidad, vivimos para el pueblo y por el pueblo, estamos a sus órdenes cuando se avecinan guerras y con nuestros escudos y espadas hacemos frente al enemigo.
»Han pasado ya muchos años desde que estamos en Terma, esta ciudad que nos vio nacer, crecer y ser lo que somos ahora, y hemos vuelto por nuestras hijas, madres, hermanas y esposas, quienes son capaces de renunciar a su vida, para servir a la que nos necesitan valientemente y desesperadamente. Somos el sacrificio de cada uno de ustedes, vivimos para eso y seguiremos viviendo.
»Yo, Antíope, he venido por ustedes, y esta será su prueba de valor. Deben saber que aquí viven o mueren, depende de su valentía, de su fuerza, de sus ganas de luchar por y para nuestro pueblo. Aquí tendremos sus objetivos.
Aproximadamente diez bestias fueron liberadas en las escaleras de aquella pirámide en ruinas.
Karissa se quebró.
—No —susurró llena de pánico.
—¿Qué te ocurre? —preguntó Akil viendo el pánico en los ojos y en la persona de su amiga. —Son peligrosos, lo sabemos, pero descuida, esas bestias no se acercan a las amazonas por una razón, tal vez por respeto o....
—NO —gritó Karissa hacia Akil — L- Las qui- quimeras son... —su voz era incapaz de salir mientras derramaba lágrimas de desesperación.
Akil no entendía nada.
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Karissa [Reinos de Oscuridad #1]
FantasyUn día las flores se marchitaron, la lluvia comenzó, los ojos de aquella mujer de cabello como el fuego se abrieron y todo comenzó a desmoronarse. ►Booktrailer: https://youtu.be/EN9oBcsCoRY