Esa noche Luke regresa de una de sus salidas con su “novia”, esa era una de sus partes favoritas: el no estar cerca de Arzaylea y el no tener que fingir ser otra persona, pero en sí, su momento favorito del día era poderse acurrucar en la cama con Michael y que este lo recibiera con una sonrisa en sus labios, sin mencionar ese pequeño beso en la frente que jamás olvidaba darle.
—ya llegué... —susurró el rubio mientras se acostaba al lado del teñido—.
—¿cómo te fue? —Michael giró su cuerpo hacia Luke para abrazarlo y poder mirarlo—.
—ya sabes, lo de siempre; Arzaylea quejándose de todo, estoy casando de esta situación —el pequeño acomodó su cara en el pecho del mayor— ¿y si algún día me preguntan sobre mi relación? ¿qué voy a decir?
—lo que Modest te ordene, desgraciadamente —dijo el teñido mientras acariciaba la gran espalda de Luke, tratando de darle tranquilidad—. Ahora relajate
Michael se acomodó encima del delgado cuerpo de Luke, pero tratando de no aplastarlo, se iba acercando poco a poco al rubio mientras que este seguía los labios del teñido con la mirada.
—esperé todo el día para esto... —dijo Michael sobre lo labios de Luke y comenzó a besarlos con lentitud, el rubio no tardó en corresponder el beso y abrazarlo por el cuello.
El beso fue subiendo de temperatura poco a poco, sus labios se complementaban como si fuesen hechos el uno para el otro.
Michael dejó de besar los labios del contrario para bajar los besos desde el mentón hasta el cuello, Luke sólo cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás. El rubio estaba dispuesto a ser suyo.