Capítulo 03

851 103 35
                                    

* * *

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

* * *







Todo era normal cuando pasaron los tres meses desde aquel día en el cual había echado de mi casa a la mujer que alguna vez amé (y que sigo haciéndolo).

Todo era normal, el trabajo tenía ocupado mi mente para que así pueda no pensar en ella. Fue de gran felicidad percatarme de ello ya que estaba dando otro paso a mi objetivo de olvidarla. Tal vez esté auto convenciéndome o así sea, al menos eso pensaba en ese entonces. Pero no faltaba esa fecha... Esa misma fecha en el cual la había conocido y que en las noches me desvelaba pensando en ella y en su engaño. Había jugado con mi confianza y aún no era capaz de creerlo.

Las imágenes que meses atrás Alice me mostró, habían habitado por un par de segundos en mi mente como dos relámpagos.

Era admisible que aquel fuego, que hace lugar al sentimiento que sentía por ella, había dejado cenizas. Había cenizas que eran incapaces de desechar. Aún podía sentir ese olor de las mismas sobre el aire de mi alrededor y así, ingresando a mi mente y a mi interior, recordándome todo lo que había vivido junto a ella, todo hasta su final.







Un día, Alice vino hacia mí corriendo con desesperación. Se había sentado a mi lado y vi un paquete de envío entre sus manos.

—¿De quién es? —me apresuré a preguntar en un tono curioso mientras tanto mis ojos se posaban sobre ese envío de color madera.

—Es un paquete de Renata que de aseguro rechazarás, ¿no es así?

Lo único que pude oír en ese entonces, fue que era un paquete de Renata así ocasionando una curiosidad más grande que cualquier cosa que sentía en ese momento, dentro de mí. Le quité el paquete en un movimiento ágil y lo tuve apoyado sobre mis piernas.

—¿Lo abrirás? —preguntó ella. Su tono era de preocupación que me confundió. ¿Acaso era algo grave ese envío?, me pregunté.

Solo asentí en silencio y sigilosamente fui deshaciéndome de ese papel —del paquete—, que envolvía lo que tenía dentro.

Vi un cassette y una carta acompañándola. Opté por tomar la carta y tragué saliva.

Mis manos sudaban, mi interior se desesperaba. ¿Qué ocurría? me preguntaba. Sentía la mirada de Alice sobre cada acción que realizaba que involucraba a ese envío. Me levanté con el sobre en mi mano izquierda y, en la derecha, con el cassette.

Perdedor © | Michael JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora