El resto de los días antes de la boda se los paso en su habitación, porque la sola idea de salir le asustaba. En una cuidad llena de maleantes, violadores, y...asesinos. Sintió un escalofrió al solo pensarlo.
Además, no quería llamar la atención, nunca le había gustado. Ya que solo estaría presente para la boda y unos días después se iría, o ese era su plan.
Y cuando menos lo había notado, el día de la boda había llegado...y debía prepararse para la ceremonia.
Decidió empezar primero por el peinado; dejarse el largo cabello castaño claro suelto, el cual le llegaba hasta los muslos, brilloso, lacio con ondas en las puntas. Solamente un detalle de trenzas en la parte superior de su cabeza, muy simple.
Ya con su vestido puesto, eligió unos pendientes simples de oro, con un pequeño zafiro en el centro, y una cadena de oro muy delicada. Cuando ya estaba lista, se veía hermosa..
Salió de su habitación, con destino hacia la Fortaleza Roja, donde se realizaría la boda.
Al llegar, noto que todo estaba decorado a la perfección, con una gran cantidad de banderas Lannister, Baratheon y Tyrell. Saludo a todas las personas que encontró en su camino, recordando cada nombre y cada casa. Finalmente llego hasta la novia, Margaery Tyrell. Su bella niña. Lucia perfecta, en un vestido marfil muy hermoso. La saludó con un dulce beso en la mejilla y la felicito, deseándole lo mejor para los años venideros.
Verla allí, tan feliz con Joffrey le trajo recuerdos...
Recordó como se sintió el día de su boda. Tan nerviosa y feliz al mismo tiempo... Recordaba a su anciano esposo sonriendo le de punta a punta, tan alegre. Y ella, tan extasiada de la belleza del lugar, de la boda, de ella misma en esos vestidos blancos. No pudo evitar sonreír.
Cuando se pronunciaron los botos, todos salieron hacia los jardines. Y ella los siguió.
Se encontró a si misma en los barandales del jardín, los cuales daban una perfecta vista hacia el mar, que tanto ella amaba.
Se perdió en el movimiento de las olas, oscuras, que se tambaleaban, bailando, encimándose unas a las otras.
Cuando escuchó una voz varonil que la hizo regresar al mundo. Se sorprendió, pero intento no demostrarlo, como era de costumbre para ella. Por lo que volteó, inexpresiva, para contemplar a quien le había hablado. Un joven de cabello castaño, ojos marrones brillantes, y lo reconoció al instante.
—Loras —dijo ella esbozando una sonrisa, y se acerco al muchacho para darle un fuerte abrazo. Le recordaba muchísimo a Daeron—. ¿Cómo estás mi niño?
El joven estaba sonriendo de punta a punta, y le devolvió el abrazo con mucho cariño.
—¿Niño?—preguntó él, sonriendo y negando con la cabeza— Elise, mi bella dorniense. El tiempo no ha pasado para ti —dijo el joven, mirándola estupefacto y sorprendido, muy sonriente.
Ella sonrió. La verdad es que era cierto. Tenia ya casi treinta y dos años, pero no aparentaba mas de veinte.
—Eres demasiado amable Loras —dijo ella dedicándole una dulce sonrisa.
Miro a sus alrededores, y vio nuevamente los estandartes. Su mirada se fijo en una, color carmesí, con un león dorado en el centro; Lannister.
Se preguntó si habría sido igual a la que habían usado para envolver los cuerpos de los hijos de Elia Martell y Rhaegar Targaryen luego de ser asesinados en esa misma Fortaleza en la que ahora se llevaba a cabo una ceremonia. Sintió un escalofrió.
—Una boda increíble, ¿no es verdad? —preguntó ella, tratando de olvidarse de su reciente pensamiento.
Miró a los ojos de Loras. Se veía triste, solo. Le partió el corazón. Solía ser un niño tan alegre...

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Ocaso
FanfictionDiecisiete años después de aquel día en que su barco zarpó de Dorne ahora regresa a su tierra natal para rencontrarse con los antiguos fantasmas de su pasado que creyó haber olvidado... Pero, ¿podrá alejarse y dejar atrás de nuevo a lo que una vez d...