Sed

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Sed. Él era un vampiro y tenía sed, mucha sed.

Por mucho que lo negara, Mikaela deseaba volver a enterrar sus afilados colmillos en el cuello de Yuichiro y succionar su sangre, despacio, para poder saborear bien cada gota de ella. Y eso le horrorizaba. Esa ansia que le recorría el cuerpo cada vez que pensaba en ello le hacía recordar en qué clase de monstruo se había convertido. Y esa ansia se mezclaba con rabia y un asco profundo hacía su persona, y volvía a desear haber muerto junto al resto de niños. Pero entonces veía a Yuu dedicarle una gran sonrisa, y sentía como su brazo le rodeaba la espalda, apretándolo levemente contra él, y conseguía olvidar todos esos sentimientos hirientes. Y todo lo malo dejaba de tener sentido, mientras le sonreía de vuelta, sintiendo las mejillas raras y algo calurosas. Pero esa ansia volvía, justo cuando Yuu giraba la cabeza y su cuello quedaba expuesto. Sus ojos se dirigían inconscientemente hacía esa zona, y su mente le jugaba una mala pasada haciéndole recordar lo cálida y suave que era su piel. Podía sentir como si los colmillos le vibraran, deseosos de perforar ese cuello, e incluso juraría que le dolían. Tragar le resultaba difícil, y su cuerpo se sentía pesado y tenso. Y con mucho esfuerzo apartaba la mirada, dirigiéndola hacía la nueva "familia" de Yuu, dándose cuenta de que con en ellos no tenía la necesidad de devorar sus cuellos con la mirada.

Mikaela era un vampiro y tenía sed, sed de Yuichiro.


MikaYuu drabbles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora