Capítulo 11

503 40 20
                                    

Alba's POV.

—¿Qué has hecho? —preguntó en cuanto la chica salió de la habitación.

Me hice a un lado en la cama y palmeé el sitio vacío a mi lado para que se sentara ahí. Así lo hizo, y me miró fijamente esperando una respuesta.
Levanté mi brazo a modo de respuesta y suspiré.

—Lo siento, no quería hacerlo, pero es que... Parece que ellos sólo quieren verme muerta —mi labio inferior comenzó a temblar— Y joder, me lo han contagiado. No valgo nada, me da igual lo que tú me digas, sé que no es así. Sólo tengo ganas de morirme y de acabar con este sufrimiento, pero ¿sabes qué? Al final no lo he hecho, y la única razón has sido tú. Al fin y al cabo, pensé que si lo hacía acabaría haciéndote daño, así que lo hice pero sin malas intenciones. Sólo quería hacerme un poco de daño a mí misma, no a ti, pero parece que he conseguido todo lo contrario... —dije nada más mirarla, ya estaba llorando.

Se quedó así durante unos minutos más, así que, hablé:

—¿No vas a decir nada?

—No, sólo voy a abrazarte hasta que me salga de ahí abajo dejar de hacerlo. Luego lloraremos juntas como normalmente hacemos y luego hablaremos tranquilamente sobre esto, pero el precio de eso son varios mimos y abrazos —sonreí inconscientemente— luego me quedaré durmiendo contigo hasta mañana, y tú no te vas a quejar, porque si lo haces, te vas a arrepentir.

Asentí con la cabeza. La verdad es que no me podía quejar de aquel plan.

*    *     *

Su cabeza descansaba en mi pecho, el cual subía y bajaba lentamente, al ritmo de mi respiración. Sentía que sus ojos empezaban a cerrarse mientras que los míos estaban completamente abiertos, pensando en lo que me acababa de decir hacía unos momentos. ¿De verdad iba a dormir con aquel encanto de chica? Joder, en ese momento necesitaba que alguien me diera una bofetada o algo para despertarme del sueño que estaba viviendo.
Miré el reloj que estaba colgado en la pared que tenía delante. Eran las cuatro y media, ya habíamos estado una hora abrazadas, y aún así a mí me habían parecido quince minutos. Me tomé la libertad de tirar su pelo hacia atrás, ya que lo tenía tapándole toda la cara, y eso era algo que yo no quería, quería mirarla y mirarla durante toda una eternidad. Aquella chica era perfecta en todos los sentidos. Era guapísima, sus ojos -los cuales ahora estaban cerrados- eran azules, su cabello caía desordenado por encima de mi cuerpo y algunas partes de la cama y sus labios estaban torcidos hacia arriba formando una débil sonrisa. No pude evitar sonreír yo también. A parte del físico, por dentro también era jodidamente perfecta: las dos teníamos parecidas formas de pensar, y además me apoyaba y le daba igual que yo fuese una marginada, ella seguía hablándome y aún encima me defendía.

No sé cuánto tiempo más estuve admirando a la chica que tenía delante, pero tuvo que ser poco, porque sin darme cuenta mis ojos empezaron a cerrarse y me dormí.

Ella abrazaba mi cintura y yo rodeaba sus brazos mientras que con la mano que me quedaba libre acariciaba su pelo.

*     *     *

La forma en que la morena me despertó aquella tarde fue perfecta: empezó a darme besos por el brazo, y la verdad es que yo era consciente de ello, pero me hacía la dormida para que siguiera con su trabajo.

—Eh, despierta peque —me dijo— El doctor ya está aquí, ya nos podemos ir de aquí —dijo dulcemente.

Abrí los ojos y la encontré encima de mí con una pierna a cada lado de mi cuerpo, sonriente. Seguramente el doctor estuviera pensando cosas bastante... Raras. Pero es que la escena en en sí era rara, parecía otra cosa, aunque yo no podía quejarme.

—Ah... Perdón —me disculpé mirando al hombre, que estaba mirándonos con los ojos bien abiertos, sorprendido.

Me senté en la camilla ayudándome de mis brazos y Sonia se bajó de encima de mí y cuando llegó al suelo su cuerpo dio una sacudida, y me fijé en que la piel de su brazo estaba erizada. Seguramente tendría frío. Bajé de la camilla y me puse de pie al lado de Sonia, el doctor se acercó a nosotras y empezó a hablar:

—Vale, Alba... —revisó unos papeles— Has estado en observación durante unos días, y ya estás bien. Sólo perdiste algo de sangre, por lo que caíste inconsciente, normal... Por favor, no vuelvas a hacer esto, ¿vale? —me pidió el doctor, Sonia me miró, casi pidiéndome lo mismo.

—Vale —dije simplemente, mientras que Sonia pasaba un brazo por mi cintura.

—Vístete y deja el camisón encima de la cama. Después ya podéis iros, necesitamos la cama —dijo, y después de eso salió de la habitación.

—Anda que sí, pues sí que te meten prisa... —Sonia se tiró de plancha al sillón que había en la habitación y yo asentí con la cabeza.

—Lo sé. Los médicos que han venido a verme siempre me miraban con miedo, no sé por qué. A ver, vale, quizás piensen que estoy loca, no los culpo pero... ¡No les iba a hacer nada! —exclamé, y Sonia soltó una risa.

—Creo que todo el mundo que ha pasado por esta habitación te ha mirado así por lo menos una vez —se encogió de hombros.

—Todos no. Tú no lo has hecho, y eso es lo que más me gusta de ti. Siempre me has aceptado tal y como soy, y eso es digno de admirar. No sé qué sería de mi sin ti, la verdad... Gracias, Sonia. Te quiero —sonreí y ella se levantó del sillón para darme un abrazo.

—Yo también te quiero peque.

*     *     *

—¿De verdad es por esa tontería por la que estás así? —empezó a reírse bastante fuerte.

—Sí, ¿y qué? Me hacía mucha ilusión... —miré al suelo decepcionada y ella tomó mi cara entre sus manos.

—Bueno, pues si te hace ilusión... ¿Quién soy yo para quitártela? —sonreí al escuchar eso— Ahora mismo, cuando lleguemos a tu casa y te duches, porque te vas a duchar, que hueles a hospital —reímos juntas —, cogemos tu pijama y todo lo que necesites, lo dejamos en mi habitación y después... Ya veremos lo que hacemos.

Arqueé una ceja divertida y Sonia levantó sus manos riendo mientras negaba con la cabeza.

—¡No, no! Me refería a qué hacemos hasta que llegue la hora de cenar... —sonrió.

—No creo que a tu madre le haga mucha gracia que de repente llegue y me instale en tu casa como si nada.

—¿Qué va a decir? Sólo te vas a quedar una noche, no un mes —sonrió divertida— Anda, sube —me dijo poniéndome el casco de su característica moto.

Light & Dark - (Albonia, Sweet California)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora