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El timbre sonó dando por empezada la última clase, educación física. Así que me puse el chándal en los vestuarios femeninos  y me dirigí donde estaban todos mis compañeros y mi profesor. Allí me estaban esperando mis amigos Juan, Marta y Daniel, me senté al lado de Juan y nos pusimos a hablar sobre la primera tontería que se nos venía a la cabeza. A los 5 minutos el profesor tocó el silbato , ese arma del diablo que te queda sin oído, que nos indicó que nos calláramos. Nos explicó que teníamos que correr durante 30 minutos y entre quejas y insultos bajamos al patio. Llevábamos ya más de diez minutos corriendo y mi mirada se dirigió a las gradas y vi como el chico, que estaba antes sentado en la mesa del profesor nos estaba mirando. Su expresión no me indicaba ningún sentimiento, así que llamé a Marta para ver que la parecía a ella esa expresión en su rostro.
Marta, Marta-  la dije mientras ella se quitaba un casco de sus oídos. 

¿Si?- me contestó con una voz fatigada.

¿Ves a ese chico de ahí?- pregunté con un tono de obviedad y con cansancio.

¿Qué chico? No hay nadie más aparte de nuestros compañeros y el profesor-  me dijo y se puso los cascos mientras a mi me quedaba atrás porque ella había acelerado el ritmo...

Tuvo que pensar que estoy loca...

El timbre sonó dando por empezada la última clase, educación física. Así que me puse el chándal en los vestuarios femeninos y me dirigí donde estaban todos mis compañeros y mi profesor. Allí me estaban esperando mis amigos Juan, Marta y Daniel, me senté al lado de Juan y nos pusimos a hablar sobre la primera tontería que se nos venía a la cabeza. A los 5 minutos el profesor tocó el silbato , ese arma del diablo que te queda sin oído, que nos indicó que nos calláramos. Nos explicó que teníamos que correr durante 30 minutos y entre quejas y insultos bajamos al patio. Llevábamos ya más de diez minutos corriendo y mi mirada se dirigió a las gradas y vi como el chico, que estaba antes sentado en la mesa del profesor nos estaba mirando. Su expresión no me indicaba ningún sentimiento, así que llamé a Marta para ver que la parecía a ella esa expresión en su rostro.
Marta, Marta- la dije mientras ella se quitaba un casco de sus oídos.

¿Si?- me contestó con una voz fatigada.

¿Ves a ese chico de ahí?- pregunté con un tono de obviedad y con cansancio.

¿Qué chico? No hay nadie más aparte de nuestros compañeros y el profesor- me dijo y se puso los cascos mientras a mi me quedaba atrás porque ella había acelerado el ritmo...

Tuvo que pensar que estoy loca..

¿Soñando? [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora