"A la fijación perdida en el mar"

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Sabía que debía darle cubierta
Y proteger su sonrisa,
Que atacaba, vespertina y sirena,
Serena,
Pasada la tormenta.
La silueta ante el bosque era,
Ya no lejana,
Que al caso es lo mismo,
Sino nostálgica.
Me enseñaba a entender.
Y no hay complicación mayor a esa.
Las hojas bien podrían haber
Sido sus lágrimas.
Su adiós quizá fue el sonido
Repiqueteante e impasible
Que hacía el oleaje al chocar
En la madera del barco.
Me he dejado cada lágrima salada
En el charco.
Me he dejado a mí mismo
En sus malditos y benditos ojos.
Cuando miro atrás, ya no sonríe
El viento.
Cuando oteo el horizonte, la sonrisa
Desaparece de mis labios.
Aquel ser que nada junto a la popa
Me mira extrañado y ausente.
¿Le recordaré a otro marinero perdido en el embeleso?
¿A cuántos de los míos les habrá negado los ojos madreperla que portaba?
Estoy harto de respirar la salina,
La hiel,
El ayer
Y todas esas cosas tristes
Que me recuerdan que, donde vaya,
Jamás te reencontraré.

Cartas a una sirena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora