"Palabras que nunca pudiste oír", carta anexa III.

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Si nuestra excusa es buscarnos
En la copa de nuestro veneno,
Bajo toda esta capa de cristal
Y liquido salido del infierno;

Si nuestros pesares terminan en
Fábulas,
Recreando lento cada segundo que
Pasamos,
Y nos hace querer matarnos el hecho
De no querer hacerlo;

Si cada vez que te quiero no estás,
Y si cada vez que te encuentro
Ya no te tengo más, nena,
¿Entonces podemos irnos?

Y, ¿a qué lugar?

Y si cuando te sueño bajo el alcohol
Y su madre influencia,
Mientras bebo caigo en la herencia
De tu recuerdo,
Y muero cada noche para
Renacer en tu mirada cada día,
¿Qué queremos el uno del otro? ¿Y en qué cantidad?

Tú no eres el ron que hiela en mis
Venas,
El que raja en mi garganta, suave.
Pero ¿si lo fueras, princesa,
En qué parte de mí helaría
Mientras rajas en mi abdomen?

Si el mundo se nos está acabando
Y a mi la paciencia de este verso
Fúnebre,
Como si este amor se consumiera
Cuanto más veces lo cito;

Si la noche se hace eterna
Y tú no estás si lo necesito,
Si aquí me repito,
Huyo,
Escapo,
Fallo,
No despego,
Caigo,
Me muero;
¿Estarás cuando esté muerto?

Y, de ser así,
¿En qué medida vendrás
A quererme?
¿En qué cantidades de alcohol
Me recibirás?
¿A quién le harás el mismo daño
Que te pido?
Y, de ser así,
¿Existirás de nuevo en otro verso?
¿Nos odiaremos de nuevo en
Otro renglón?

Y vuelvo a retozar en la tinta esta
Pluma invicta de corazones.
Porque, sí, cariño,
No estás cuando te necesito.

Cartas a una sirena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora