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Multimedia: Ruby Lucket.

Dormía profundamente entre sueños, todo en mi interior estaba pacífico. Hasta que suena mi celular y no tuve otra alternativa, tuve que despertar para mirar el mensaje. Froté mis ojos con amargura y pereza, odio que me despierten. Pero cuando vi que el nombre del contacto decía: Maxton J. cambié de parecer.

Maxton: Buenos días muñeca. Espero que lo pases muy bien, las chicas bellas como tú merecen el día más bello xx ;)

Morí de la emoción al leer lo que decía, es tan tierno. Aproveche el momento para bajar hasta la cocina, desde allí comenzamos a textearnos.

Yo: Buenos días, Maxton. Gracias por tu mensaje, comienzo a creérmelo, ¿sabes? hahaha aunque me has despertado.

Maxton: Oh, lo siento, Camille :/. Hazel te envía saludos

Yo: Tranquilo, y ¿En serio? Tan hermosa... envíale muchos besos de mi parte

Maxton: Con gusto. Bueno, te escribía solo para saludarte. Debo irme a trabajar, cuídate

Yo: Cuídate tú. Y suerte :*

Me sentí tan conforme y dichosa con sus palabras a pesar de la corta plática.

Cada día que pasa siento que lo quiero más..., es un chico encantador, detallista, alegre, en pocas palabras siento que es un buen partido. Hace cuatro años creía que era un arrogante total, recuerdo cuando era nueva en Westell High y quise hablarle.

-Ehm, hola -salude tímidamente.

-Hola -devuelve el saludo sin dirigirme la mirada.

-Mi nombre es...

No logré articular más, ya que simplemente se levantó de la banca, tomó su mochila y marchó sin más.

Niño malcriado.

Lo detesto sin conocerlo. Pero mirándolo bien, me gustan sus rasgos, sobre todo sus azulados ojos que me recuerdan al mar.

¿Por que es así? Me dejó con la palabra en la boca, espero que no todos en el instituto sean así de amargados.

Desde allí supe que a pesar que el amor a primera vista no existe, la atracción a primera vista si es una realidad. Y aquella atracción podría convertirse en un gran amor. Algo que lo vives, que lo piensas las veinticuatro horas del día y lo sueñas cada vez que duermes, suena acosador y todo, pero simplemente es así.

-Hija, ¿que haces despierta a esta hora? -se adentró a la cocina, extrañada.

-Un mensaje de buenos días me despertó -le comenté sonriente.

-¿Jeremiah?

-¡No! -reí por la incredulidad-. El duerme más que yo. Fue... -sostuve mi mejilla con una mano y suspiré-, Max.

-¡Uh! -me observó con travesura.

-¡No comiences, mamá! -cubrí mis mejillas con un mechón de mi cabello, me había hecho ruborizar.

-Mi niña enamorada -decía mientras me llenaba de besos.

-No soy una niña -protesté entre risas.

-Ay, Camille... aún recuerdo cuando eras una bebe regordeta y tierna -relató, con voz melancólica.

-Mamá...

-No llorabas casi, eras muy risueña -prosiguió.

-Santo cielo -rodé mis ojos, ya sabía por lo que debía lidiar durante un buen rato.

Camille, Camille. © #MerakiAwards.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora