8.

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Max.

De alguna u otra manera deseaba tanto probar esos rosáceos labios como Dios manda. No he podido olvidar ese casto beso que Camille me dio.

Había llegado a relamer mis labios para cumplir mis deseos, pero comencé a pensar con la cabeza y me hice el disentido.

-¿Quieres saber por qué llegué tarde hoy? -me dispuse a decir aquello.

Camille hizo un mohín de cohibición que supo disimular.

-Sí, ¿por qué? -respondió Camille.

-Mira...

Arremangue las mangas de mi sudadera y dejé mi nuevo tatuaje al descubierto. Camille abrió sus ojos como dos pistolas.

Había decidido tatuarme una brújula, ya llevaba tiempo queriendo hacerlo. En definitivo, Chad hizo un gran trabajo. Mejor de lo que pensé.

De pronto sentí unos suaves dedos rozar el papel de plástico que cubría mi antebrazo, me había estremecido por su tacto. Sus caricias subieron hasta mi codo y esbozó una pequeña sonrisa. Levantó su rostro y nuestras miradas chocaron nuevamente, su belleza es impresionante; adoro sus enormes y alargados ojos azules, aquellas cejas sutilmente arqueadas, sus pequeños labios carnosos, su naricita, su tersa piel y ni hablar de ese cabello con ondas que huele tan delicioso, como a un suave aroma a vainilla. Ya comienzo a imaginar cómo se sentiría esa cabellera dentro de mis dedos.

-¿Que significado tiene esa brújula? -preguntó al alejar sus dedos de mi piel.

-He escuchado de muchos significados, más que todo es algo sobre la marina. Pero para mí significaría que siempre debemos llevar una brújula en nuestra mente; que nos ayude a tomar las mejores decisiones y que siempre nos lleve al lugar correcto. Yo lo he llevado en mi mente, ahora sobre mi piel -expresé sonriente.

-¿Sabes? Mi madre es amante de los tatuajes, y siempre me ha dicho que cuando una persona lleva en su piel el mismo diseño que tú, significaría que la vida los ha unido.

-Mhm, puede ser cierto-le contesto en tono pensativo-, pero ¿por que me dices eso?

Subió un poco su blusa como respuesta.

Tenía tatuado una brújula parecida a la mía, solo que se situaba a un costado de ella. Sentí un dolor en mi pecho, un dolor agradable. Quisiera sentir su abdomen... Dios mío, estoy volviéndome loco. ¿Por que rayos desearía sentirla?

-Tal vez de alguna manera, algún día terminaríamos de ésta manera -dijo.

Y no está equivocada, opino lo mismo.

Comenzamos a hablar de trivialidades. Por ejemplo sobre cuál es nuestro color favorito -Camille ama el negro y el lila- que opinamos de la política, la pobreza mundial, el significado de las estrellas, lo placentero que es oír el sonido de la lluvia, el arte que tiene Dios sobre todas las cosas, y otras cuestiones. Hablar con ella es como un alivio al alma; no te juzga, solo te escucha.

Al rato salimos del instituto, nos encontramos con el casanovas de Jeremiah coqueteando con dos chicas en la entrada, Camille fue hasta él a pasos agigantados y le jaló de la oreja. No pude evitar soltar una estruendosa carcajada al ver eso, las chicas y él quedaron cortados.

Ahora eramos Camille, Jeremiah y yo andando por las calles mientras decíamos tonterías.

Camille llegó a su casa, nos despedimos de ella y Jeremiah y yo seguimos.

-Entonces eres padre soltero.

-Sí -afirmé.

Había decidido contarle que tengo una hija, ya que él y yo estamos estableciendo una buena amistad y se ve tan confiable como Camille.

Camille, Camille. © #MerakiAwards.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora