9:30 a.m. Era ya muy tarde para que el dios Sabiduría abriera sus ojos de vuelta a la realidad, pero el cansancio del día anterior era tanto que incluso se dio cinco minutos más, antes de decidirse por fin a ponerse en pie. Los lentes descansaban como separador de un libro, ambos reposando sobre el buro dispuesto junto a su cama. No los tomó en ese momento, pues quería asearse primero. El día anterior había participado como organizador del cumpleaños del Alto Señor Ithis, después de meses de una ardua planeación. Aún le dolían los pies pues estuvo caminando por toda la Curnocopia , revisando cada detalle decorativo, inspeccionando los coros de cupidos prestados por Amor, asegurándose de que Vida dejara bien tostados los buñuelos y de que Fortuna no se distrajera armando juegos de azar clandestinos para su diversión personal.
Todo el ajetreo lo tenía derrumbado, por lo que ahora vagaba por la amplia y elegante mansión con los pies desnudos y la pijama a medio caer. Se sobó el cuello varias veces hasta llegar al baño, y entrecerró los ojos al ver que la pasta dental estaba completamente aplastada y salpicada por todo el lavado. Respiró profundo, y con lo que quedaba, se ocupó de lavarse los dientes. El hilo dental estaba disperso por el suelo, el papel de baño formaba flores sobre la tapa del inodoro, y que decir del shampoo que estaba vacío. La mirada del dios de cabellos dorados comenzó a ensombrecerse, cuando notó que había huellas de shampoo, que marcaban claros resbalones. Siguió entonces el caminillo, aun somnoliento, y se topó con la sala. Los playbots trabajaban arduamente, recolectando plumas que estaban distribuidas por toda la estancia e incluso se habían enredado en un abanico de cielo. Ya no existían los almohadones, pues fueron vaciados por completo.
Sabiduría suspiró profundo, y restregó ambos ojos para volver a mirar. Ahora también se percató de que en el exterior, había plantas arrancadas; eran las mismas que estuvo sembrando el rubio la semana anterior. Necesitó un largo rato para comenzar a procesar lo que sucedía realmente, y de pronto, abrió los ojos de golpe, pues cayó en cuenta de que se había olvidado completamente de algo.
- ¡LOCURA!! ¡BUSQUEN A LOCURA, RÁPIDO, RAPIDO! ¡DEJEN LOS ALMOHADONES, VAYAN A BUSCARLO DE INMEDIATO!!- exclamó y corrió de regreso a su recámara para ponerse las gafas y salir disparado. Corrió por los amplios pasillos con desespero, maldiciendo internamente el haberse quedado dormido y el que su hogar fuera endemoniadamente grande. A grandes zancadas libró los escalones que le llevaban al jardín, topándose con gran cantidad de agujeros en el pasto, castillos derrumbados en la caja de arena, y tiras de vendaje distribuido sobre la laguna artificial que tenía en la parte trasera. Corrió de regreso al interior y fue a la planta alta, pero ahí solo se topó con vasijas rotas y muebles mordidos, sin rastro alguno del dios. Nuevamente bajó corriendo y entonces recordó que la biblioteca se había quedado abierta. Era la zona más grande de su casa, así que rápidamente se trasladó, asomando la mirada por toda la zona al ir bajando. En el fondo del recinto, junto a los libros más viejos, estaba el albino, con un cuchillo de cocina enterrado dentro de la cabeza, recostado sobre un gran charco de sangre y sosteniendo el libro de "El conejo de felpa" en una mano.
-¡LOCURA!- exclamó aterrado, y rápidamente le indicó a uno de sus sirvientes que fuera por Médico. Bajó corriendo, y tuvo que saltar entre montañas de libros que habían sido regados por todo el suelo, sin importarle lo valiosos que pudieran ser. Cuando llegó donde el dios herido, este se había tornado tan pálido que su piel morena ya lucía más clara, y se dio cuenta que el afilado cuchillo se había enterrado hasta el mango. Aun así, no dudó en retirarlo con un movimiento rápido, retirándose la camisa de la pijama para envolver la cabeza ajena y abrazarlo a su pecho con todas sus fuerzas. Las lágrimas del rubio escaparon de inmediato, mientras este mecía un poco el cuerpo frío del menor, para despertarlo. - Lo siento....ghhh...lo siento, lo siento, de verdad lo siento...perdóname Locura...perdóname por dejarte tanto tiempo solo...lo lamento, por favor....abre los ojos....ngh...por Ithis y todo lo alto, abre los ojos Locura, no me dejes...te lo ruego, no me dejes sólo...abre los ojos...ábrelos ...Locura...Locura...ghhh...maldición, abre los ojos...-.
ESTÁS LEYENDO
Soluciones desesperadas (+18 AMOLAD)
RomanceCompilación de historias (todos los personajes AMOLAD aparecen, en diversas situaciones) Enjoy it! "Esta historia es completamente ajena a la versión original del comic hecho por The Snipster (autora de AMOLAD). Los personajes y/o escenario...