Después de la estupenda cena, Yon tuvo la amabilidad de llevarme de vuelta a casa de Lexi. Y tengo que decir que incluso después de que se despidiera y se fuera seguí sonriendo como una idiota. Le conté a Lexi todo lo que había pasado. Yo estaba emocionada, como un niño con un caramelo. Pero sin embargo me dio la sensación de que a Lexi no le gustaba lo que le había contado, y por supuesto me lo hizo saber.
-Amaral, que no se te suba a la cabeza. Es tu psicólogo, te lleva casi 16 años de diferencia. Quizá tenga novia o incluso este casado. Además Dan se ha pasado por aquí para verte, el pobre se ve triste... ¿Aún no recuerdas nada?
Bufé y rodé mis ojos. Lexi a veces llegaba a ser peor que una madre.
-Lexi, relájate un poco quieres... Además ¿desde cuándo la edad ha sido un problema para mí? Y en cuanto a Dan... No sé qué hacer con él. No lo recuerdo, ni tengo sentimientos hacia él. Por ahora solo quiero intentar volver a la normalidad.
No dejé que volviera a discutirme, me levanté del sofá y fui a acostarme. Hoy había sido un día largo y estaba cansada.
La mañana siguiente me desperté con fuerzas renovadas y con las ideas un poco más claras. Soy demasiado cabezota, y cuando algo que me interesa se cruza en mi camino hago lo que sea por conseguirlo. Me duché tranquilamente y me vestí. Lexi ya se había marchado a hacer recados. Mientras pensaba a que podía dedicar mi día un mensaje llegó a mi móvil. El chico de la tienda de tatuajes donde me hice los piercings me avisa para que sepa que hoy teníamos cita.
Me planto en la tienda de tatuajes. Lo cierto es que no recuerdo para que iba a venir pero ahora que lo pensaba siempre quise hacerme un tatuaje. En menos de 20 minutos ya estaba tumbada en la camilla y sin camiseta, lista para hacerme el tatuaje.
Unas horas después la tortura había terminado. A ver, tortura tortura... no era, solo quemaba un poco pero era soportable. Y el resultado valió la pena. En la parte interna de mi brazo había una mariposa realmente bonita, y a su lado, con unas letras preciosas, una frase: ''Soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma''. El tatuador cubrió el tatuaje con crema y un plástico.
No sabría describir la cara que puso Lexi cuando vio el tatuaje. Sé que en el fondo le encanta, pero su cara parecía confusa y un poco enfadada. Después de decirme que estaba loca y que dejara de tomar decisiones impulsiva me dijo que era precioso y me dio un abrazo. Mi amiga es una bipolar, lo sé.
Nos sentamos juntas en el sofá para ver una película, nos juntamos y arropamos con una manta, mientras tomamos un chocolate caliente. Pero llaman a la puerta, así que pauso la película y voy a ver quién es. En cuanto abro la puerta Dan se tira para abrazarme y yo no sé cómo reaccionar. Entiéndanme, no lo recuerdo... Para mí ahora mismo es un conocido, alguien por quien no siento nada. Se ve un buen chico y no quiero partirle el corazón, pero es mejor la verdad que la mentira, tanto para él como para mí.
Cuando pasamos al salón me siento de nuevo, él me mira sonriente. Comienzo a sentirme un poco incómoda.
-Amaral, ya sé que aún no es tiempo de dar regalos de navidad pero... Yo quería dártelo por adelantado.
Saca de su chaqueta un paquete de regalo cuadrado. Lo abro tranquilamente y me encuentro con el disco de James Arthur, una edición especial con videos y autografiado. Ahora me siento aún peor. El chico incluso sabe mi cantante favorito. Ya no puedo más... Tengo que hablar con él.
-Mira Dan... Yo sé que nosotros estuvimos juntos porque Lexi me lo contó, y de verdad que te agradezco todo lo que haces por mí pero... No te recuerdo, no consigo recordarte... No puedo tener sentimientos por alguien que no recuerdo. Lo siento...
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La chica del cabello de fuego
RomanceElla era una mala influencia, una chica mala. Con el tiempo Amaral se había ganado esa fama. Todos huían al verla, la miraban con temor o ni siquiera la miraban a los ojos. Corrían todo tipo de rumores sobre ella. Le gustaba aquella fama, así pensab...