Después de un rato haciendo autostop en la carretera, una pareja mayor me recogió y me dejó de nuevo en la ciudad. No tenía llaves pero sabía que Yon escondía otras debajo de una maceta. Deshice mi maleta y me senté en el sofá. Me tapé la cara con las manos y solté un suspiro. Ahora mismo no tenía idea de que hacer, ¿y si la había cagado? Quizá Yon no sentía nada por mí y en realidad sí que era una especie de experimento del trabajo para él.
Lo mejor sería que recogiera mis cosas y me fuera, así cuando volviera no tendría que encontrarme con él. Puede que me echase de aquí o algo así, y yo no sabría como mirarle a los ojos después de haberle dicho lo que le dije. Me levanté decidida a irme. Cogí una de las maletas grandes y empecé a meter todas mis cosas. Mientras las recogía no pude evitar pensar en que iba a añorar este sitio, me había acostumbrado a vivir aquí y a tener la compañía de Yon.
Casi tenía todo recogido, solo me faltaban un par de cosas. Bajé al salón a buscar unos zapatos y cosas personales, y justo cuando me daba la vuelta para volver al piso de arriba la puerta se abrió. Un Yon agitado apareció ante mí. Tenía todo el pelo revuelto y parecía que había corrido una maratón. Mi vista se clavó en mis pies. Parecía confuso, frunció el ceño al verme recoger mis cosas.
Carraspeó antes de hablar. -¿P-por qué recoges tus cosas?
-Me voy. -Le contesté mientras terminaba de recoger y bajaba la maleta.
-¿Te vas?
-Sí. -Lo miré a los ojos. -Ya no quiero ser una molestia para ti ni nada por el estilo así que... me voy.
-Pero... No tienes sitio donde quedarte, no tienes casa.
-No te preocupes, puedo dormir en un hotel... O en casa de Lexi, sé donde hay unas llaves.
No me dijo nada, me veía tomar mis cosas, parecía estar pensando en algo.
-Pero... No puedo dejarte que te vayas...
Lo miré, un poco cansada. -Mira Yon... Después de lo que ha pasado allí no creo que pueda seguir viviendo contigo ¿entiendes? Está claro que he sido lo suficiente estúpida como para confundir tu amabilidad y todo eso, y enamorarme de ti... Así que voy a enmendar mi error y a irme.
Mientras le hablaba se había acercado más a mí. En sus ojos oscuros parecían navegar cientos de emociones. No quise pararme más y alargar este momento. Fui hacia la puerta, susurrándole un adiós. Pero no conseguí llegar a la puerta porque Yon me había agarrado por la muñeca, me giré para mirarlo, pero todavía seguía de espaldas.
Solté mi muñeca de su agarre con delicadeza y seguí hasta la puerta, pero no conseguí abrirla. Justo cuando iba a abrirla Yon la cerró. Me giro para enfrentarlo y encuentro su cara demasiado cerca.
-No... No puedo dejar que te vayas... -Me susurra al oído. Me mira a los ojos y justo después siento sus labios sobre los míos. Un roce que dura pocos segundos. Mis ojos están abiertos de par en par. Me da otro beso, y otro, y otro más. Me agarro a su cuello para juntar nuestros labios de nuevo, pero esta vez más tiempo. Un calor recorre todo mi cuerpo, me siento bien y mi corazón golpea frenéticamente en mi pecho.
-Entonces... -Dice en voz baja y todavía pegado a mí. -¿Estás... enamorada de mí?
-Sí... -Una gran sonrisa aparece en mi boca. -Te quiero.
Puede que suene un poco loco decir te quiero, pero lo siento así. Quizá Yon no me quiera todavía, quizá solo le guste o no sé... Pero yo se que le quiero y que quiero decírselo muchas veces, quiero enamorarlo y que me necesite. Además, si pasara algo, me arrepentiría el no habérselo dicho. Cuando le digo que le quiero se sonroja y no puedo evitar reírme a carcajadas. No puedo creer que un hombre con su edad se sonroje por algo como eso. Demasiado lindo.
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La chica del cabello de fuego
RomanceElla era una mala influencia, una chica mala. Con el tiempo Amaral se había ganado esa fama. Todos huían al verla, la miraban con temor o ni siquiera la miraban a los ojos. Corrían todo tipo de rumores sobre ella. Le gustaba aquella fama, así pensab...