Sesentaiuno

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[NARRADOR]

Cuando se adentraron en el pueblo, Peter cambió de dirección hacia el centro del pueblo, lo cual extrañó a ambos adultos.

Dylan, que había conseguido que le dejaran abrir la ventana, tenía la cabeza fuera y observaba todo con un entusiasmo que resultaba adorable los adultos que iban con él.

— ¿A dónde vamos? –Fue el niño quien hizo la pregunta que los dos adultos en el asiento de atrás no se habían animado a hacer.

— Vamos al viejo Loft de Derek –Explicó Peter con una sonrisa, pero sin desviar la vista del camino.

— El viejo Loft –Stiles suspiró.— Debe estar destruído.

— La manada lo convirtió en su cuartel general –Repuso el mayor de los Hale con burla.— Así que no, no está destruído. Lydia no lo permitiría.

Peter continuó conduciendo y hablando  con Dylan mientras que en el asiento de atrás Derek intentaba relajar un poco a Stiles dándole besos en el hombro y cuello. Eran besos suaves, sin querer llegar a segundas intensiones, solo queriendo relajar al menor ya que sus nervios ya se podían oler y no quería que eso pusiera nervioso a Dylan.

Para cuando llegaron al parking del edificio donde estaba el Loft y estacionaron el auto, Stiles estaba mucho más relajado, hasta podría decirse que ya no estaba nervioso.

Bajaron del vehículo y fueron hacia la entrada del edificio. Dylan fue subido a los hombros de Derek ya que el mayor no quería hacerle subir tantas escaleras, aunque el niño refunfuñaba que él ya era mayor y podía subir solo. Pero Derek no le hizo caso y le cargó de todas formas.

No habían llegado frente a la puerta del Loft cuando esta les fue abierta y una sonriente Erika hizo acto de presencia. En su mano, un anillo de compromiso relucía casi tanto como sus blanqueados dientes.

— ¡Te extrañé tanto, Batman!

La rubia esperó a que Stiles llegar a frente a ella para enredar sus brazos alrededor de su cuello y abrazarle con fuerza, escuchando a Derek gruñir detrás de ellos. Al escuchar aquello, Erika y Stiles rompieron el abrazo para mirarle, la rubia sonriendo mientras que Stiles se había cruzado de brazos y le miraba con reproche.

— Tranquilo campeón –Repuso con sorna la rubia, dándole un ligero golpe al mayor en el hombro.— No te lo voy a robar, ahora dame al pequeño.

— ¡Tía Erika!

Dylan había chillado el nombre de la rubia mientras se impulsaba hacia adelante y era atrapado por la rubia, la cual apenas lo tuvo entre sus brazos comenzó a acercarse y besarle, marcándole con su labial rojo.

Para cuando Erika se cansó de besarle y se adentraron en el Loft, el pobre niño ya tenía el rostro enrojecido a causa de los besos pintados de la beta. Los que se encontraban dentro rieron al verle así, por lo que el niño hizo un mohín.

Allí se encontraba la manada, junto con John y Melissa, los cuales fueron los primeros en acercarse a saludar a Stiles. Pero lo que más sorprendió al humano fue ver a Isaac y Jackson allí, ambos muy juntos y sonriendo hacia él. Aunque, como siempre, la sonrisa de Jackson era muy forzada, casi incómoda. Su expresión al verle fue igual, era raro volver a verse luego de tantos años.

Todos les saludaron y aquella pequeña fiesta comenzó, todos hablaban y reían mientras que él se había alejado un poco en busca de aire. Aprovechando que todos estaban entretenidos en escuchar a Dylan hablar acerca de cómo habían sido sus últimos días en la escuela.

Le sorprendió de sobremanera que no fuera Derek, ni Scott o Erika, sino Jackson el primero en darse cuenta de su ausencia en el grupo y que, además, fuera quien se acercó a él con la intención.

Ultima Oportunidad #SterekAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora