1. INTRO: The Most Beautiful Moment in Life

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- ¿Ya no hay nada más que hacer?

La voz de Jungkook me llegó desde nuestro nuevo salón, donde él se había encargado de colocar los muebles. Yo, por mi parte, aún seguía intentando montar una mesilla de noche en nuestra habitación sin éxito. Miraba con el ceño fruncido a las instrucciones cuando le respondí.

- ¡Mira en las cajas de la entrada, cielo! -grité desde mi posición intentando no desconcentrarme de mi labor.

Las últimas semanas habían sido realmente agotadoras. Hacía un mes que habíamos huido juntos de la casa de Namjoon, por lo que también hacía un mes que no veía ni a V ni al resto. Sin embargo, pasado ya ese tiempo el hecho de no tener al rubio cerca de mí comenzaba a dejar de doler. Al menos, ya no tenía pesadillas.

Durante esas cuatro semanas, la amable hermana mayor de Jungkook nos había alojado en una de sus casas. Jeon Kyung-Mi era la propietaria de toda una elegante firma de ropa allí en Seúl, desde que sus padres habían decidido cederle el negocio a la brillante empresaria para disfrutar viajando por todo el mundo tras una larga vida de duro trabajo bien recompensado. La chica se había mostrado comprensiva ante nuestra situación y había dejado que nos quedáramos en un pequeño estudio del centro antes de que alguno de los dos encontrara trabajo.

En ese tiempo, debo reconocer que Jungkook y yo nos habíamos vuelto incluso más íntimos de lo que ya lo éramos. Él, siempre tan protector, se había encargado de que mis días y mis noches se convirtiesen en momentos más que felices. No me había permitido recordar los malos tiempos con mi exnovio ni con V, y además había comprendido a la perfección que necesitaba mi espacio y tiempo antes de entregarme por completo a él. Aún no éramos novios, pero el hecho de convivir juntos las 24 horas hacía que cada vez pensara más en compartir completamente mi vida con él. Al fin y al cabo, era el chico perfecto.

- ¿Qué haces ahí en el suelo, pequeña? -la voz de Jungkook detrás de mí me sobresaltó, sacándome de mis pensamientos. Me giré para sonreírle desde abajo y señalé con el dedo índice a las malditas instrucciones que no era capaz de entender-. Eres un desastre -él rió y se agachó para ayudarme.

- Llevo media hora mirando este maldito papel y no soy capaz de entender nada...

- Las manualidades no son lo tuyo -sonrió para después darme un beso en mi mejilla, haciendo que me ruborizara-. Déjame a mí -sin dejar que replicara, el chico me arrebató las instrucciones de las manos.

- De acuerdo... -cedí-. Pero seguro que estás hambriento después de la paliza que te has dado a montar muebles... ¿quieres que haga algo para comer?

Él me miró y asintió fervientemente, tragando saliva como si de repente su hambre se hubiera despertado. Reí al ver aquella preciosa carita de niño pequeño que ponía cuando quería algo, y me levanté para dirigirme a la cocina.

Nuestra casa era pequeña, pero realmente bonita. Tenía aquellos muebles de ébano que tanto me recordaban al salón de Namjoon. Además, Jungkook había hecho un gran trabajo dejando la casa impecable. Cuando decía que era el chico perfecto, lo decía a conciencia. Me dirigí a la cocina americana que teníamos y saqué del armario unos fideos y algo de carne de la nevera. Me dispuse a poner el fuego, cuando alguien comenzó a llamar con insistencia al timbre de nuestra casa.

Fruncí el ceño, algo preocupada. Sin saber si era lo correcto, me acerqué a la puerta y puse el ojo frente a la mirilla de la misma. Mis ojos se abrieron de par en par y mi corazón dio un vuelco al ver quién estaba detrás de la pared. Inmediatamente, abrí la puerta nerviosa y con la mayor rapidez que pude.

Al ver al chico que tenía frente a mí, corrí y salté sobre él, abrazándole con fuerza. El hecho que tuviera los ojos llorosos y la cara roja me rompió el corazón. Le había estado echando de menos, y verle así no ayudaba en absoluto.

Young Forever » TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora