04. Autumn Leaves

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Pasé un buen rato en el pasillo mientras esperaba alguna señal de Jimin. Sin embargo, recibí una llamada antes de saber de él de nuevo. Con el ceño fruncido, cogí mi vibrante móvil para mirar en la pantalla el nombre de la persona que me reclamaba, y suspiré, aliviada, al ver quién era.

— ¿Hailey? —escuché a Jungkook, desde el otro lado del teléfono.

— ¿Cómo está Hoseok? —pregunté, preocupada.

— Está mejor. Hemos decidido ir a ver a V. Jimin nos ha mandado un mensaje no hace mucho diciendo que le haría ilusión que pasáramos por allí.

— De acuerdo, os esperaré... —dije algo inquieta por la tensión que se palpaba entre nosotros incluso a través del teléfono.

— Hailey... —volvió a decir él—. ¿Cómo está V?

— Bueno... —carraspeé, sin ser capaz de distinguir si su preocupación venía dada por la situación del chico rubio, o por el hecho de que ambos hubiéramos estado solos en la misma habitación—. Me encantaría decir que bien, pero... —mi voz se quebró, así que paré.

— Vale, vamos para allá.

Y sin una sola palabra más, Jungkook cortó la llamada. Resoplé, apagando la pantalla de mi móvil, ensimismada en mis pensamientos. Esperé pacientemente a que llegaran, pero esta vez fue a Jimin al primero que vi. Asomó su cabeza por el umbral de la puerta de la habitación de V y me hizo señas, para que pasara con ellos. Así, me adentré de nuevo entre aquellas blancas cuatro paredes, y me acerqué a V, que tenía la palma de la mano alzada y la abría y cerraba constantemente, como si quisiera que la agarrara. Me senté en el borde de la cama al ver que Jimin salía del lugar, y estreché la mano de V, justo como él pedía. El chico sonrió.

— ¿Vendrás a visitarme mientras esté aquí pudriéndome del asco? —gruñó él, a lo que yo reí.

— Me quedaré contigo si hace falta, idiota —me burlé.

— ¿Me cuidarás, entonces? —cuestionó él, casi como una orden. Sonreí, al ver cómo aquella dulce faceta que escondía bajo la ruda máscara de tipo duro salía a la luz. Dejé de estrechar su mano con la única finalidad de acariciar su mejilla con el dorso de la mano. No podía odiarle. Me era imposible.

— Claro que sí —sintiéndome con fuerza suficiente como para darme aquel capricho, me acerqué a los labios del chico y deposité un suave beso en ellos. Notar la calidez de su piel sólo hizo que deseara no volver a separarme nunca más de él. En cuanto ambos nos separamos, nos miramos fijamente a solo unos centímetros de distancia.

— ¿Puedo preguntarte algo? —sorprendentemente, su sonrisa no se apagaba. Hacía mucho tiempo que no le veía así. Probablemente, desde aquella primera noche que estuve con él y los demás chicos en el claro del bosque. Resoplé, recordando los viejos tiempos, y sonreí, ya que verle así me alegraba con creces.

— Claro, V, dime.

— Jungkook y tú... ¿estáis saliendo? —un silencio se hizo entre nosotros durante unos segundos, antes de que prosiguiera. Me quedé en shock ante aquella pregunta, pero él no pareció darse cuenta, ya que estaba concentrado en buscar las palabras adecuadas—. Oficialmente, quiero decir... Sé que vivís juntos, así que también quería cerciorarme de... ya sabes —concluyó.

— N... no —dije, mordiéndome el labio, sabiendo por dónde iba aquella conversación. No podía evitar ilusionarme por tener de nuevo a V tan cerca de mí, aunque en el fondo sabía que toda aquella situación afectaría negativamente a Jungkook... y ya le había cogido el suficiente cariño como para hacerle más daño. Sin embargo, con el beso que acababa de darle a V acababa de decidir, casi sin darme cuenta.

Young Forever » TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora