05. Butterfly

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La tarde transcurrió con normalidad en el hospital. Todos hicimos compañía a V por turnos hasta que cayó la noche en la ciudad de Seúl.

— No hace falta que te quedes. Estarás incómoda aquí —habló V con voz suave al decirle que le acompañaría también durante la noche. Sin embargo, sus ojos me rogaban lo contrario a lo que me pedía verbalmente.

— Tranquilo, a la salida les diré que me preparen una cama. Jimin me ha dicho que me llevaría a casa para coger algo de ropa para los dos y una bolsa de aseo. No tardaremos —concluí, para después depositar un beso en su frente.

Y así, nos despedimos todos, y salimos del lugar. Jimin, con su enorme coche, nos llevó a todos a la casa de Namjoon en primer lugar. Sinceramente, no esperaba el panorama que me encontré. Jin nos recibió pálido, prácticamente en shock.

— Esa zorra... —comenzó en cuanto llegamos a su altura, en el claro del bosque. Con esas pocas palabras, ya supimos que Hea había hecho de las suyas a su vuelta.

En cuanto entramos a la casa, lo supimos. El papel de las paredes estaba cuarteado, y había cristales por el suelo. Al menos, desde lo que podíamos ver en el hall, faltaban jarrones, cuadros y algunos objetos más. Namjoon resopló furioso, pero se tranquilizó al ver que todos nos implicábamos para intentar arreglar los desperfectos de la casa.

— No os preocupéis, mañana llamaré a alguien para que limpie este destrozo —suspiró en cuanto vio que comenzamos a recoger cristales del suelo—. A saber qué más cosas habrá destrozado esa perra...

El chico me animó a que me adentrara en el lugar y cogiera las pertenencias necesarias para V, así que lo hice sin rechistar, sin saber lo que me iba a encontrar. Suspiré antes de abrir la puerta de la habitación del rubio, preparándome para lo que iba a encontrarme. Efectivamente, aquel lugar estaba completamente destrozado.

Me abrí paso entre trozos de madera y cristales para llegar a lo que antes había sido el armario. Intenté coger algo de ropa, pero toda era insalvable. Aquella chica se había esmerado en eliminar todo rastro de V en el lugar. Así, me atreví a tomar prestadas un par de camisetas de Jimin y algunos de los pantalones que Jungkook se había dejado allí antes de que nos fuéramos a vivir juntos.

Me giré para mirar el lugar por unos momentos, algo triste por V. Él realmente no se merecía nada de lo que le estaba pasando, por lo que lo único que podía hacer ahora era no dejarle solo y asegurarme de que se recuperaba. Miré hacia el escritorio, donde pude ver algunas de aquellas antiguas fotos mías, rasgadas en pedazos. Suspiré y tomé lo que quedaba de ellas, nostálgica.

Con todo lo necesario, salí del lugar y me dirigí al lugar en el que Jimin y Jungkook me esperaban, para pasar por la casa que compartía con este último antes de volver al hospital.

— Te espero aquí, Hailey —dijo Jimin en doble fila desde el asiento del conductor.

Asentí al chico, y subí con Jungkook al piso en el que teníamos nuestro nuevo apartamento, sin cruzar palabra. Desde que se había enterado de que yo pretendía quedarme con V por la noche se había tensado considerablemente más. Mudos, entramos en casa silenciosamente. Me dirigí a mi habitación, pero antes de poder dar un par de pasos, el hombro de Jungkook se posó en mi hombro, parándome.

— ¿Por qué vas a ir? ¿No podría quedarse otro con V en tu lugar? —su ronca voz hizo que agachara la cabeza, rota por tener que verme obligada a elegir.

— Tengo que compensarle... —susurré. Quise girarme para mirarle a los ojos, pero no me vi capaz—. Necesito hablar con él y aclarar todo lo que pasó.

Young Forever » TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora