17. Love is not Over

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— Cuánto tiempo, ¿verdad, Hailey? —dijo él, haciendo que resonara en mis tímpanos la voz del hombre que tanto había temido durante un largo y crudo año. Me giré bruscamente y di un par de pasos hacia atrás para captar mejor la imagen que tenía ante mí—. ¿Por qué me miras así?

Sin mediar palabra, le observé de arriba abajo, con el ceño fruncido. No cabía duda de que mis sospechas se habían hecho realidad. Pero entonces, ¿cómo era posible que la información que me había dado Jungkook acerca de él fuera cierta?

— Así que te casas —comenté, con la voz ahogada.

— Así es —dijo él, llevando las manos a su cuello y colocándose su corbata mientras me miraba, con superioridad, desde arriba—. Yo avanzo mientras tú, al parecer, retrocedes.

— ¿Qué quieres decir con eso, Minkyung? —cuestioné, sintiendo que empezaba a dolerme la cabeza solo por tenerle cerca.

— Sé que has estado saliendo con ese chico de la calle —sentenció, escupiendo cada palabra que salía por su boca.

— ¿Eso es retroceder para ti? —gruñí, sintiéndome con el suficiente valor como para plantarle cara.

— Por supuesto —dijo con una media sonrisa, como si fuera lo más obvio que le habían preguntado jamás—. Es el chico al que atropellaron porque iba drogado, ¿verdad?

— Tú no tienes ni idea —bufé, notando que me crispaba como un felino a punto de saltar sobre su presa.

— ¿Ah, no? Vamos, Hailey —rió él—. ¿Qué eres, su cuidadora?

Tras aquel comentario, sentí cómo la sangre comenzaba a hervirme. Podía lidiar un día más delante de aquella cara que tanto había temido durante meses, pero... ¿infravalorar a Taehyung? Si quería llegar a tocar mi fibra sensible, definitivamente lo había conseguido.

— Ya te gustaría a ti parecerte solo un poco a él —murmuré lo suficientemente audible como para que me escuchara con claridad—. No le llegas ni a la suela de los zapatos.

Sin embargo, parece que con aquella última confesión desperté, sin querer, a la bestia. Tomándose, como siempre, todas las confianzas del mundo, agarró mi brazo izquierdo con fuerza y tiró de mí, obligándome a andar tras él.

— ¡Suéltame, animal! —grité todo lo alto que pude.

Él, sin embargo, rodeó mi cuello con su antebrazo y tapó mi boca para que nadie escuchara mis aullidos. Así, abrió una puerta y me lanzó al interior de la sala, haciendo que me tambaleara y cayera al suelo. Observé, mientras restregaba mi dolorido brazo, cómo el chico cerraba de un golpe y se volvía para dirigirse a mí, con un gesto sombrío. Aquello me trajo, sin duda, malos recuerdos.

— Te has vuelto una chica mala, ¿verdad?

— No te importa en lo que me haya convertido —dije, levantándome a duras penas—. Abre la puerta —ordené, impasible.

— ¿Que haga qué? —cuestionó, incrédulo.

— Déjame en paz —dije, avanzando y apartándole de mi camino, dirigiéndome a la puerta.

Ante mi aparente osadía, agarró de mi vestido y tiró de él para acercarme a su cuerpo. En cuanto me tuvo bien agarrada, se aseguró de que no escapara empotrándome con fuerza contra la pared y rodeando con sus brazos las posibles salidas. Aunque mi espalda gritaba de dolor, me mantuve firme, con la mirada fiera.

— ¿Es que no sabes a quién estás hablando...?

— Vas a casarte, así que por favor... —dije, intentando huir en vano. Minkyung agarró mis muñecas con sus manos en un movimiento ágil, y las clavó contra la pared a ambos lados de mi cabeza, inmovilizándome.

Young Forever » TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora