DULCE PECADO │EDITANDO│❀

Capitulo 1. "El comienzo de nuestra historia"

—Orden, orden por favor. —se escuchó el sonido típico del martillo golpeando la mesa —el caso contra el joven Liam James Payne está por empezar—Liam se retorció en su asiento, escuchar su nombre proveniente de la boca de alguien que tenía el poder de enviarlo a prisión no era agradable y mucho menos con esas palabras.

—No creo que ese sea el término adecuado...

—¿Disculpe?, no he escuchado que haya solicitado permiso para hablar.

—Lo siento...—Tragó saliva—Permiso para hablar.

—Permiso denegado, aún faltan los testigos, y los más importantes, la víctima y el demandante.

—¿Víctima? —río irónicamente —yo no lo veo como víctima, señora jueza.

—Pues ante la ley y la corte así es como será considerado, ahora guarde silencio por favor. —Chasqueó la lengua y guardo silencio aunque no quisiera. Estaba en el juzgado ¿y todo por qué? por culpa de una persona que pensó lo entendería todo, que aceptaría todo lo sucedido pero -como siempre le sucedía al parecer- se equivocó.

—Bien, que pasen los testigos, el demandante y la víctima.

Como ella lo había ordenado, entraron en fila. primero entró un chico pelinegro de ojos marrones, Liam lo conocía perfectamente, luego entró su maestro de matemáticas, sintió mucha intriga sobre que hacía el ahí -pero ese punto dejó de importarle cuando vio entrar al chico de cabellos dorados.

Su corazón comenzó a latir a mil por hora, sus manos sudaban y a sus ojos regreso ese peculiar brillo que adaptaban cuando lo miraba; Era perfecto ese momento, era perfecto sólo contemplar a esa hermosa criatura con apariencia de ángel, apariencia porque Liam ya lo conocía a fondo, oh, claro que sí, y sabía muy bien como era ese chico. Los dos testigos, el rubio y el demandante se sentaron en sus respectivos lugares.

—Muy bien, da inicio la sesión —indicó la Juez —Le concedo la palabra al abogado del demandante, el señor Green Johnson.

—Muchas gracias, señora juez —el hombre de cabello blanco aclaró su garganta y prosiguió.

—Testigos, apreciable jueza y miembros del jurado, creo que todos sabemos porque estamos aquí, mi cliente Louis William Tomlinson demanda a Liam James Payne por abusar sexualmente de su hermano menor, Niall James Horan.

—Yo no abuse de él... —Susurró con tono seguro, todos los presentes le observaron.

—Le pediré que no interrumpa, señor Payne, ya llegará su turno—Se dirigió al abogado — Prosiga por favor, señor Green.

—Gracias, como decía, mi cliente demanda que se haga justicia y se sentencie a Liam Payne por haber cometido dicho acto ya que su hermano aún es menor de edad.

—¿De cuántos años hablamos?

—Dieciséis años, su Señoría.

—Diecisiete... —Las miradas se posaron en el nuevamente. —Tiene diecisiete, los cumplió hace exactamente seis meses.

—Señor Payne, veo que no puede mantenerse en silencio, esto es muy poco convencional pero le daré la posibilidad de defenderse antes de lo que se tenía previsto, suba al estrado.

Liam se levanto de su asiento y con paso cansado se dirigió al estrado; paseó la mirada por todas las personas presentes pero se detuvo específicamente en un par de ojos color cielo.

—Entonces, dígame, señor Payne, ¿Cuándo empezaron los hechos?.

—¿Disculpe? —Frunció leve el ceño.

—Me refiero al momento en que comenzó este tipo de —Pensó por un momento —relación... con el Joven Horan.

—Oh, bien... Creo que des-desde siempre. —Titubeó.

—Explíquese.

Soltó un suspiro—Creo que fue desde que éramos niños. Louis, él siempre fue mi mejor amigo, jugábamos siempre en mi casa; recuerdo que a él no le agradaba que fuéramos a la suya porque allí estaba su molesto y mocoso hermano menor. —Sonrió con nostalgia.

—El joven Horan.

—Exacto. Yo nunca lo había visto, sólo sabía de él lo que Louis me contaba. cosas como que era muy llorón y muy infantil, me lo imaginaba insoportable y molesto —Río por lo bajo. —Claro que cuando lo conocí... todo cambio.

—¿Que cambió?, deberá de ser más claro.

—Es una historia larga.

—Es necesaria para la declaración —Acomodó sus anteojos. —Así que le recomiendo que prosiga.

—De acuerdo —Miro nuevamente hacia los ojos del rubio quien se mantenía atento a sus palabras —Todo comenzó cuando yo tenía nueve años...