2

8.2K 1K 486
                                    

Como me esperaba, el aeropuerto MEX estaba que ardía del cúmulo de gente. Quedaban dos horas para que salga mi vuelo pero antes debía registrar mi maleta.  Registrada mi maleta y recibido mi boleto de huelo, solo quedaba la espera. La larga, larga espera. 

Maldición, ¿no puede ocurrir que cierro mis ojos ahora y al abrirlos en treinta segundos estoy para aterrizar ya en Seoul? Vamos a intentarlo, en esta vida lo único que pierdes es la oportunidad de intentar.

Cierro mis ojos y cuento los treinta segundos. ¿Por qué en la seguridad se me cruza un unicornio negro que en vez de tener orejas propias de un caballo, lo tiene de un panda? Creo que mi nerviosismo está deteriorando mi mente.

No he pisado Seoul y ya estoy medio loca. Genial.


Abro los ojos y sigo viendo el aeropuerto MEX, a mi madre leyendo por vigésima octava vez el boleto, mi padre revisando su móvil y a mi Caramelo leer Cazadores de Sombras. Bueno, al menos lo he intentado. 

¿Pero por qué actúo así? Me llamo Dulce María Tabasco, tengo veinte años y estoy cursando segundo año de ingeniería. Debería llevar esta situación con más clase y elegancia, no como si fuese una adolescente de quince años .

Ah, a la miércoles la elegancia. Mi mente se estancó en mis dulces dieciséis. Además el hecho de que la gente piense que tengo diecisiete porque me veo muy joven no ayuda a mi causa. ¡Y mi vestimenta tampoco!

Ya lo asumí, nunca me casaré. ¿Quién va a querer a este grande bebé de talla S que al cerrar los ojos ve unicornio negro con orejas de panda? 

Respuesta correcta: nadie.


–¡NO!– grita mi hermanita y vuelvo a la realidad alarmada, pero luego me doy cuenta que debió leer una parte chocante del libro y por ello la reacción. Ay mi pobre niña, está pasando por lo mismo padecí yo durante años, ataques al corazón por los libros. Y series. Y doramas. 

– ¿Que ha pasado?– pregunto y cuando me mira con los ojos abiertos de par en par, no puedo evitar no reírme.

– ¡Son hermanos! ¿Cómo?

– Pregunta a tu autora. Ella es el "Dios" del mundo que creó. 

– ¡No es justo! Lo bueno es que son seis libros. Es imposible que lo sean, me niego a aceptar esta realidad. 

– O sí y la autora lo irá empeorando con cada libro. Las autoras de hoy en día aman asesinar lentamente a los lectores. No sé yo cuántas veces fui apuñalada por ellos, para terminar resucitando y al final volviendo a ser apuñalada– Carmela sonríe y se apoya en mí para seguir leyendo. Acomodo mi brazo alrededor de ella para que las dos estemos cómodas. Oh señor, no sé si aguantaré un año entero sin ella. 

Cojo mi tableta y me pongo a ver "Boys Over Flowers". He visto este dorama como mil quinientas ochenta y dos veces (vaya número), de hecho este dorama fue con el que empezó mi obsesión dorámica. La razón por la que miro otra vez este dorama, es porque lo considero como mi talismán de la suerte. Además que sale Lee Min Ho (¡DUH!). No tiene ningún sentido quizá pero para mí, antes de realizar cualquier gran paso, me dedico a mirar el comienzo de la serie, así estoy calmada y hasta motivada. Siempre que estoy por realizar algo importante o vital para mí, la pongo. Aunque sea solo por diez o quince minutos, no importa, lo necesito. Algunos se tocan el collar, otros rezan, algunos cruzan los dedos; yo miro Boys Over Flowers.



– China, es hora de abordar– me dice mi papá. Levanto la vista asombrada y veo que quedan solo treinta minutos antes del vuelo. Pauso la serie y pongo mi tableta en la mochila. Dejo que mi hermanita se levante y la sigo en el proceso. oh señor, mis piernas están flaqueando. No lo puedo creer, cada vez queda menos y menos. ¡Ay Dios que me da algo!

Cruzamos medio aeropuerto hasta la sección G-8. Veo ahí a todo mi grupo estudiantil, conozco a unos cuantos pero el resto ni me suena. Se podía hacer todo el proceso de embarque y registro con ellos, pero quería pasar el mayor tiempo posible con mi familia, de ahí a que lo hice todo por mi cuenta. Pero era hora de unirme a ellos, pero la buena noticia es que mi amiga Sandra iba conmigo. ¡Juntas unidas por Seoul estaremos perdidas! Yaaay. La busco con la mirada y al cabo de un minuto la veo hablando con un chico. Ella es de mi estatura, metro y setenta. Es bastante flaca y de ser un poco más alta podría ser modelo de alta costura. Tiene pecas en la cara que cubre con base, no sé por qué. Le dije miles de veces que sus pecas son hermosas y la vuelven un diamante único; obviamente ella no me hace ni fruto caso. Algún día le haré ver lo bella que es. Su cabello es negro azabache pero tiene mechas en las puntas y sus ojos café oscuro ella cubre con lentillas azules. Sigo diciendo, esta chica cubre su potencial belleza, y algún día me hartaré de ello. Siempre me queda la opción de moler su cabeza a martillazos, quizá así se entere.

Pero no ahora, la necesito bien completa en piezas para lo que nos espera en Seoul. 

Me acerco a ella y le saludo. Ella me ve y me abraza toda emocionada.

– ¡Dios! ¿Dónde estabas? Por un momento pensé que te arrepentiste y me dejaste a merced de esta locura.

– ¡Yo! ¿Dejar esto? Puedo perder la cabeza, pero no a este nivel amiga– respondo sonriendo. 

–  Más te vale, te recuerdo que fuiste tú la que me convenció de hacer esto– me dice medio seria medio sonriente. Creo que está igual o más nerviosa que yo, considerando que ella sabe apenas nada de Corea.

– Y te juro por mi mente retrasada que no te vas a arrepentir. 

Ella pone los ojos en blanco tipo "ya veremos" y terminamos abrazándonos. Para luego saltar y gritar toda emocionadas. ¡Que nos estamos yendo! ¡Esto es una realidad! ¡No un sueño que he estado creando en mi cabeza durante los últimos siete años! Ay sujétenme que me caigo.

–¡Empieza el embargue!– nos dice nuestro instructor– ¡Preparen su pasaporte y su boleto y hagan una fila!

Nos ponemos todo en la fila pero antes digo a Sandra que aguante mi sitio para ir a despedirme de mi familia. Oh señor, Carmela estaba para llorar. ¡No, no no! ¡No llores que me derrumbo! La abrazo fuertemente y le doy un beso en la frente!

– Pórtate bien ¿eh? No des potatús a nuestra madre que para eso estoy yo.

– ¡Dulce María!– chilla mi madre y nos reímos todos. Abrazo a mi padre también y acojo en mi mente el calor tan cómodo y conocido de él.

Mi padre me besa en la frente y me dedica la mirada más dulce que jamás he visto en él – Cuídate mi china. Llámanos todos los días, mándanos fotos y si decides traernos un yerno, que sea decente.

– ¡Papá! – me río y miro a mi madre para ver cómo ella le fulminó con la mirada. Qué mujer más dramática, no puedo con ella. Al final me acerco a ella y le planto un beso enorme en la mejilla.

– Tranquila mujer, no nietos chinos– le digo. Ella sonríe y me besa en las dos mejillas. Es una mujer fuerte por tanto no espero verla llorar, pero sé que por dentro está triste por dejarme ir por tanto tiempo. Ella es cáscara dura que por dentro guarda mucho amor por nosotros. Por eso la amo mucho y no la cambiaría por nada del mundo.

Me alejo de ellos y vuelvo a la fila que ya estaba medio acabada. Antes de cruzar, les mando un beso en el aire y junto con mi amiga encaminamos hacia el avión. Ahí está, bien grande y aguardando nuestros asientos.

Dieciocho horas de vuelo. Madre mía. Pero valdrá la pena.


¡Corea, allá voy csm!




___________

¡Aclaraciones!

Potatús: es mi forma de decir íctus o "le va a dar algo".


Espero que os haya gustado este capítulo :). No olviden de votar y comentar así llega a más personas :). Estamos más y más cerca del comienzo de las verdaderas aventuras :)


Besos y hasta la próxima.

†Kris† 

¡AGUANTE COREA CSM!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora