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Y SE PERDIO...Y A SU BARCO LO LLAMÓ...¡MALDICIÓN!

–Rémix de Julio Iglesias hecho por Dulce María.


Estoy siendo graciosa porque dentro de dos minutos voy a romper en lágrimas. Llevo ya casi tres horas deambulando por Myeongdong y sigo igual de perdida que antes. Logré encontrar el camino hacia la tienda donde los vi por última vez, y pregunté varias veces a la mujer si ellos no habían vuelto, y ella dijo que no, y terminó hasta diciéndome que deje de preguntarle lo mismo todo el rato.

Viva la simpatía.

Decidí aguantar alrededor de una hora y media en el mismo lugar, teniendo la esperanza de que volviesen para buscarme aquí, pero con cada minuto mi espera se agotaba. Así que aquí estoy ahora, en medio de la nada, hora y media después. Como dije, en total deambulé por tres horas y sigo igual de desorientada que una mosca. Tengo hambre, empiezo a sentir el frío de la joven noche y mentalmente me estoy apagando.

Bueno, fue un placer haber visitado Corea. Lo siguiente es reportarme a la policía para que la Universidad me expulse por causar infartos y pues...¿a deportarme?

Mi madre me mata.

Empieza a oscurecer lentamente. Es el fin del verano y la oscuridad y el frío viento otoñal están azotando las esquinas de Seoul. ¡Pero por qué todo me tiene que salir al revés! Solo tercer día y ya la estoy liando tan gorda. De repente no quiero estar quiero, me encantaría estar en mi querido México, donde conozco cada rincón, cada esquina de mi ciudad (vale, exagero pero me habéis entendido). Donde la posibilidad de que me pierda es la misma que la de que me encuentre un dinosaurio. Donde la gente intentaría ayudarme y no solo estrujarme con la mirada, medio curiosos y medio juzgadores. Intento mantener la calma pero ya me estoy desesperando.

Como ya perdí la esperanza de que Sandra con Sun o Hyun me encuentren, decido recurrir a la última opción que tengo. Una opción que es bastante obvia pero no se me ocurrió por los nervios y la alteración: Taxi. ¿Problema de ello? Seguro me costará un dineral porque la distancia es bastante amplia y si por alguna razón ellos me siguen buscando, ahora sí que no me encontrarán. Pero no tengo de otra, es esto o dormir en las calles de Myeongdong. Y no vine a Corea para vivir la vida de un vagabundo. Gracias pero dejémoslo para la otra ocasión.

Esto...¿Qué coches son taxis aquí?

Solo espero que ellos hayan decidido volver a la residencia...


En lo que tardé otros cuarenta minutos en encontrar a un taxista y otra hora y media lo que duró el viaje, por fin estoy delante del campus de mi universidad. Jamás pensé que me emocionaría al ver mi universidad. Son casi las nueve de la noche y todo está oficialmente a oscuras. Pago al taxista casi toda mi paga semanal y me encamino hacia mi refugio: cansada, desanimada y bien pobre. ¡Olé olé y olé! Estoy tiritando mientas ando porque el viento no para de calar hasta mis huesos, y yo toda en ropa ligera. Cuando me acerco a las puertas del edificio de los dormitorios, veo a dos figuras delante, creo que una chica y un chico. Cuando me acerco más, reconozco as figuras: Sandra y Hyun. Ella me nota y corre hacia mí. Antes de que logre decir nada, ella se lanza hacia mí, casi echándome al suelo.

–¡DIOS DULCE! ¿DONDE ESTABAS? ¡TE ESTUVIMOS BUSCANDO POR DOS PARTES!

– Lo mismo digo yo– respondo sin fuerzas. Realmente estoy cansada.

– ¿PERO COMO LLEGASTE HASTA AQUI? ¿DONDE ESTABAS? ¡CASI ME MUERO!

– Te dije que estaría contigo en cinco minutos...cuando regresé os habiais ido.

– ¿CUANDO ME DIJISTE ESO?– me pregunta ella alterada, respirando entrecortadamente.

– Veo que no me prestaste caso, no es la primera vez que pasa. ¿Cuándo volvisteis?

¡AGUANTE COREA CSM!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora