Capítulo 5:

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Capítulo 5: Confusa.

Un asmodiano... un asmodiano me había rescatado de la muerte. No entendía nada. O estaba fumado o tiene un serio problema, ellos nos odian tanto que son incapaces de mantener una conversacion con nosotros...

-Veras... como supongo que habras comprovado, no soy un Asmodiano... ehm... "normal".- Si eso estaba claro.- Odio a mi raza y por eso me escondo aqui.

-¿Odias a tu raza? no lo entiendo...

-Sí. Verás es que... no soy un Asmodiano al cien por cien.

Haber eso si que me dejó atontada. Esto de medias razas y demás me superaba.

-Mi madre era una Elia... vivía cerca de la gran ciudad de Elísea, nosé si la conocerás...

-Ja ... ehm bueno un poco... - Mentí y solté una leve risita. Le miré y contemplé su rostro totalmente compungido, me daba una pena muy grande verle y no pude evitar entristecerme yo también.

- Un día se abrió una falla entre Asmodia y Elísea y un grupo de Asmodianos entró en un valle cerca de la casa de mi madre... Cuando encontraron su casa la saquearon y bueno... a mi madre...- Puso una mueca de dolor, ¿ o era de rabia ? y entonces un pinchazo atravesó el estomago, de esos que te dan cuando te dan una noticia mala que no te esperas.- Ya te puedes imajinar que hicieron con ella. No la mataron por que mi... padre... si se le puede llamar asi dijo que tendrían un hijo, y que si saldría Elio lo matarían al igual que a su madre, pero nació con más rasgos Asmodianos... y aquí estoy... escapando de los de mi propia raza evitando a todo el mundo...

-¿Pero y tu madre? no tienes derecho a dejarla sola después de esto.

Sus ojos se oscurecieron y un brillo rojo se apoderó de ellos ( Cuando los Asmodianos se enfadan sus ojos brillan en un tono rojo oscuro ) y me miró con rabia.

-¡Ella esta muerta!

Se levantó y empezó a golpear los muebles destrozándolo todo, me asusté mucho tanto que me volví a levantar para salir ullendo por la puerta, me daba igual que me desmayase otra vez. Las eridas me arrancaron un grito de dolor pero Aiden no devió oirme y salí por la puerta poco a poco. Miré a fuera y todo era blanco. Estába en un bosque con muchos pinos teñidos de blanco y con piñas resplandecientes devido a que el agua que caía de ellas se había congelado. Tenía frío ya que tenía puesto las ropas de guerra que no son más que una fina capa de cuero y una capa de seda. Miré al interior de la casa y vi  a ese mounstruo devorandolo todo a su paso. Bueno eso seria exagerarlo un poco. Bueno... quiza mucho. Carai vale, Aiden no estaba haciendo nada más que estar con la cabeza agachada de rodillas en el suelo. Una parte de mí lo habría abrazado sin dudarlo, pero, estábamos hablando de abrazar a un Asmodiano, algo totalmente imposible.

Empecé a andar por la nieve sin rumbo fijo, aunque más que andar parecía un vagabundo ya que la erida de mi costado no me permitía estirarme mucho. Llegué a un punto en el que no pude andar màs y me tendí en la nieve. Intenté controlar mi respiración y mi pulso que estaban acelerados los dos. Cerré los ojos y respiré ondo y me dejé llevar.

Un sonido familiar me despertó, seguido de unos cabezazos también familiares. Abrí los ojos y grite de alegría:

-¡Ventisca! oh dios a sido todo un sueño.

Estaba tan feliz porque todo fuera mentira, sentí un gran peso menos en mi, y un gran pinchazo, un agudo pinchazo en mi costado, y después un frío elador. Miré a mi alrededor y vi aquel bosque nevado otra vez. Maldecí aquel paisaje con todos los insultos que me sabía y volví a poner mi atención en ventisca. Ella podía sacarme de alli, podía montarme en su lomo y que me llevara de regreso a casa. Me puse de pie como pude y me sujeté en su lomo. Lo que hizo que me quedara paralizada fue una figura identica a la de Ventisca solo que más grande. Era otro espiritu del viento y era más fuerte que Ventisca y son muy agresivos. Genial... ¿ Qué más podría ir peor? Me arrepentí de haber dicho eso, pues un poco más lejos, detras de aquel gran gigante de viento, estaba Aiden, con su bello rostro otra vez sonrriente pero aun así me entró el miedo. Me subí en Ventisca rápidamente y la ordené  que saliera corriendo pero no me hizo caso. La volví a decir que se moviera y que saliera de alli y por fin se movió, pero hacia la dirección equivocada, se dirigía hacia el espíritu de viento y hacia Aiden.

-No por dios Ventisca razona razona, hay más espiritus de viento en casa, olvidate de este que es muy feo y flocucho- al oir eso el espiritu de viento emitió un gruñido que me hizo temblar, pensé que nos hiva a comer. Maldita sea... justo ahora se tenía que enamorar mi espiritu de otro genial.

-Tranquilo grandullón, en el fondo ella está temblando de miedo al verte ja ja. ¿No es así?- Aiden me miró con una cara divertida y pícara. No podía negar que me encantaba su forma de hablar pero el miedo me paralizava- Pequeña revoltosa, siento que te asustara antes, aveces pierdo los nervios al recordar al mal nacido de mi padre pero jamás te aría daño. A tí no.

Intenté parecer que no tenía miedo pero en mi voz se notaba.

-No...no me dijiste que eras invocador...

-Bueno, tu tampoco. Anda la próxima vez que te escapes de mi casa, asegurate de no dejar un rastro de sangre.- Suspiró y me puso su mano en la erida de mi costado.- Con lo que me había costado curartelo... en fin. Vamos a mi casa, y esta vez no te escapes. A cambio prometo no matarte- Se rió con cierta dulcura y me paso su mano por mi mejilla.- y también prometo hacerte algo rico de cenar.

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