Capítulo 6

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Capítulo 6: la huida.

Habían pasado dos semanas desde que intenté escapar. Aiden había sido muy bueno y dulce conmigo y mis eridas estaban casi curadas, lo suficiente para poder andar y hacer una vida normal. Yo seguía sin recordar lo que pasó en la batalla y por las noches tenía pesadillas horribles en las que Rose intentaba protegerme de los Balaurs pero no podía con todos y Eric estaba tirado en el suelo lleno de sangre, Aiden me despertaba porque chillaba y agonizaba cuando tenía esas pesadillas, el pobre no dormía casi por mi culpa, pero el decía que no le importaba.

Por las mańanas la vida se hacía más agradable, Aiden me enseñaba aquel lugar y cada vez me enamoraba más del paisaje. Pero una mañana me llevé una desilusión.

-No sabía que existían paisajes tan bellos en Elísea. Gracias por enseñarme todo esto Aiden.

-Veras esto no es Elísea Sofie, esto es... Asmodia.

Aquel día mi felicidad se desvaneció, pero más tarde volvió ya que yo quería ir a Asmodia a por mi madre y ya estaba allí asi que solo tenía que esperar a que mis eridas sanasen lo suficiente para poder ir en su busca. El problema era Aiden, le conté mis planes pero el me dijo que eso era un suicidio, ya que yo no sabía si realmente mi madre estaba viva y no sabría donde encontrarla y en cuanto unos Asmodianos me viesen estaría muerta. No le dije a Aiden que era la princesa de Elísea ya que no confiava en él lo suficiente como para referírselo.

Ventisca estaba como loca por Trueno, el espíritu del viento de Aiden, y me preocupaba cuando le dijera a ella que nos tendríamos que ir y qur no volvería a ver a su amiguito, la destrozaría eso. Pero, volvamos a la actualidad, estaba con Aiden regando las plantas que él mismo cuidaba dentro de su casa para resguarecerlas del frío.

-Sabes Sofie, desde que llegaste, mi vida a cambiado. - Yo seguía regando las plantas sin mirarle a la cara porque si lo hacía me vería sonrrojada.- Lo que quiero decir es que tú me has echo ver el mundo de otra manera, me has dado fuerzas para luchar por mi causa y me has dado esperanza.

No sabía que decir y paré de regar, pero sin mirarle a la cara. Su mano tocó mi barvilla y la subió lentamente asta que sus ojos y los mios se encontraron. Mi corazón se puso como loco y mi respiració  se agitó. Me solía pasar esto muy a menudo y él lo había notado, pero nunca me dijo nada al respecto.

-Verás... tú... eres especial. No especial con poderes especiales ni nada de eso, es solo que...

Un sonido fuerte y sordo le interrumpió. Miramos hacia donde se produjo el sonido y volvió a sonar de nuevo. Era alguien llamando bruscamente a la puerta.

-Guardia Real. Abra la puerta inmediátamente o la echaremos a bajo.

Aiden y yo nos miramos con cara de desesperación.

-Ven ven, - me susurró Aiden mientras habría una trampilla en el suelo.- entra ahí y no agas ni el menor ruido.

Asentí con la cabeza y entré rápidamente y me encontré un segundo despues a oscuras, en una especie de cueva subterránea. Me puse a escuchar lo que decía Aiden y los guardias y lo único que entendí fue "traición" y "pagar". Entonces entendí que seguramente lo que habría pasado es que me hubieran visto y pensaron que Aiden me estaba incubriendo, que era exactamente lo que pasaba. Unos ruidos debastadores me asustaron, gruñidos y gritos sonaban por todas partes. No podía quedarme ahí sin hacer nada, no lo dudé dos veces, salí de ese escondite y me dispuse a coger un cuchillo y arrasar con todo, pero, alguien ya lo había echo antes. Aiden y Trueno estaban llenos de sangre y unos guardias estaban tirados en el suelo.

-Dios mio... Aiden, ¿ estas bién?

Me miró y se acercó con paso rápido y men cogió el brazo y tiró de el.

-Sofie tenémos que irnos de aquí ya, vienen a por tí.

Le seguí sin saber que decir. ¿Como había matado a tres guardias el solo tan rápido? ¿Como saldríamos de aquí?

Me llevó fuera de la casa y alli estaban Trueno y Ventisca esperándonos ansiosos, nos montamos cada uno en su espíritu y salimos corriendo de aquel lugar, dejando atrás todo lo que habíamos vivido felices.

Después de una mañana entera corriendo, llegamos a una colina donde la nieve se empezaba a derretir y hacía más calor. No habíamos hablado en todo el camino pero notaba la tensión que tenía Aiden y intenté relajarle.

-Carai ya te podías haber venido a vivir aquí en vez de allí.

No me contestó ni se inmutó. Preferí no presionarle más. Una hora después llegamos a una especie de cueva y entramos. Era húmeda y había agua en el suelo, supuse que era de la nieve derretida. Al final de la cueva se podía ver un destello morado. ¿Qué se supone que era eso? Unos segundos después Aiden me lo aclaró.

-Eso es una falla.

Una falla... Madre mía nunca había visto ninguna. Era como un agujero negro solo que en vez de ser negro era morado y azul.

En el centro se podía ver un bosque de Elísea que yo conocía. Por fin estaríamos a salvo. Pero algo ocurrió y la falla empezó a temblar. Se estaba cerrando. Y para colmo, un ejército de Asmodianos se acercaba por el otro extremo de la cueva. Había arqueros y nos empezaron a disparar. Aiden me miró.

-¡Tienes que irte antes de que se cierre la falla!

No, tenía no, teníamos que irnos.

-Vamos yo retendre a estos corre.

-¡No pienso dejarte aqui!- le dije

- ¡Vete, y prométeme que no te meterás en más lios!

No podía dejarle aqui. Tenía que llevarle conmigo a la fuerza si era preciso. Ventisca también estaba de acuerdo conmigo y mordió de la oreja a Trueno, y tiró de el hacia la falla.

-¡Tendrás que venir conmigo para que pueda cumplir esa promesa!

Cogi su mano y tiré tambien de ella. En unos segundos entramos por la falla sin que ellos pudieran evitarlo. Todo se volvió negro y derrepente caimos al suelo. Abrí mis ojos y el sol me cegó. Un bosque cálido y verde se abría paso por un tunel negro. Estaba en casa.

AionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora