II

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El día comienza como todos los demás, tu rutina hace que conozcas cada una de las cosas que debes hacer y que el "vivir" parezca simple. 

Cada día comienza con un acto de valentía y de esperanza: Levantarte de la cama. 

Lo haces, vas a estudiar, sonríes, llegas a casa y vuelves a dormir. 

Después de repetir esto por tantos años llega un momento en que comienzas a sentirte sola, sin embargo, te has dado cuenta que el tener toda tu vida frente a una pantalla te ha alejado de los demás y ahora no hay forma de acortar distancias.

Miras tu reflejo en el espejo y recuerdas porque te alejaste en primer lugar. Eres la chica despeinada y sosa que oculta su rostro detrás de unas gafas grandes y su cuerpo debajo de ropa holgada. 

Has hecho a los libros tus amigos y has aprendido a "vivir" así, sola. 

El repetir tus acciones mecánicamente no ayuda a que el vació se aleje. Por ello cuando alguien se toma el tiempo de hablar contigo, tu corazón esta tan desesperado por recibir algo de amor que tergiversa sus palabras y saca conclusiones donde no las hay. 

Tu cuerpo ha pasado tanto tiempo recibiendo ordenes, que responde a cualquier estimulo. Haciéndote creer que por fin ha llegado alguien especial. 

Quisieras engañarte y vivir esa fantasía, sin embargo sabes que no mereces nada. Entonces, tu misma vuelves a tras, descorres el pestillo que habia logrado abrirse y vuelves a encerrarte en aquella jaula llamada "vida" porque así ha sido siempre y así sera. 

Te repites que las personas como tu nacieron para estar solas y aunque los libros te acompañes, sabes que el dolor que llena tu corazón nunca se alejara de ti. Pero también eres cociente de que es lo mejor, para ti y para todos. 

CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora