Me encontraba en el gimnasio de la universidad entrenando, puesto que en unos días se llevará a cabo el campeonato nacional de vóleibol, donde las selecciones de cada uno de los Estados del país se enfrentan y este año mi equipo representará a nuestro Estado, la sede de este año será en Santa Mónica y como se puede esperar estoy súper emocionada por eso, es nuestra oportunidad de ganar y representar a nuestro país en los juegos olímpicos.
Estos últimos días nuestro entrenador se ha emocionado tanto que nos hace entrenar 4 horas seguidas, dice que nos servirá para tener condición y yo lo único que pienso es que está ideando un plan para cansarnos tanto y así perdamos el campeonato, aunque pensándolo bien no sé cómo se beneficiaria de eso.
Al abandonar su puesto nuestra antigua capitana, las chicas me eligieron para tomar su lugar y nunca había sentido tanta presión como ahora, todos esperan algo de mí, que haga un buen papel en el juego, que dirija bien al equipo, mantener el orden, quiero que ganemos porque lo merecemos, hemos trabajado duro como equipo para estar donde estamos, soy fiel creyente de que el éxito en cualquier deporte como en la vida es saber dirigirlo y aprender a trabajar en equipo y es lo que trato de inculcarle a mis compañeras.
- Chicas, vengan acá – me interrumpe de mis pensamientos el entrenador – Este año nos enfrentaremos a lo mejor de lo mejor del país. -Y empieza el parloteo de mis compañeras.
"si llegamos tan lejos es porque también somos lo mejor de lo mejor"
"no son nada comparadas con nosotras"
"las vamos a acabar"
- Son muy buenas jugadoras – continua el entrenador- son un gran equipo, tanto en unión como en calidad de juego, pero lo que está por venir ya no son equipos de universidad, son selecciones mayores, son jóvenes muy agresivas, que saben lo que quieren y darán pelea dura a quien se atraviese en su camino.
- El entrenador tiene razón – continuo con el discurso del entrenador para dar más ánimo a mis compañeras – nos hemos enfrentado a equipos que son muy buenos y nos han dado guerra en la cancha, y si llegamos hasta aquí es porque sabemos trabajar unidas, pero eso no quiere decir que ya tenemos ganado lo que sigue ¿ cierto? – cuestiono a las chicas mientras ellas responden al unísono un no - hay que dar el máximo y esforzarnos lo más que podamos para traer la victoria casa.
Si algo me ha caracterizado y creo que es una de las cosas por las que se decidieron en darme el puesto de capitana, es que tengo convicción, se decir las palabras correctas en el momento indicado y en este momento son buenas para bajar la tensión y darle al equipo seguridad y apoyo.
-Somos Vikings de la PSU y este año la victoria es nuestra – dice una de las jugadoras.
Todas empezamos a festejar, está más que claro que todas estamos emocionadas, ansiosas y queremos traer el campeonato a casa, sería un sueño para algunas, para otras una gran oportunidad puesto que quieren ser jugadoras profesionales, y si llegamos a ganar sería la primera vez de todas en representar al país en los juegos olímpicos.
- Bien chicas nos vemos mañana – se despide el entrenador y todas respondemos un hasta mañana.
Entonces veo esos ojos azules muy conocidos acercándose a mí, Camila mi loca amiga.
- Sabes que me imagine – suelta nada más llega a mi lado.
- A ver, Cami, que se acaba de imaginar tu mente sucia – digo soltando una carcajada
- Me imagine al entrenador Adam, con su bañador en las playas de Santa Mónica – dice, mientras muerde su labio inferior y pone cara de niña soñadora – imagina su cuerpo con solo esa prenda.
- Oh dios, estas enamorada del entrenador – casi grito tratando de avergonzar a Camila, pero rápidamente cubre mi boca con sus manos.
- Cállate exagerada, por supuesto que no estoy enamorada de él y lo sabes – dice un poco molesta – es solo que nunca lo hemos visto de otra manera que no sea con sus pants y camisa de manga larga, solo tengo curiosidad.
- Ya lo sé, solo quería hacerte enojar y veo que lo logre – digo limpiándome una lagrima imaginaria – pero tienes razón, hasta a mí me da curiosidad verlo.
- Eres muy mala y lo sabes, ¿verdad? – Dice ella tomándome del brazo mientras caminamos a la salida – ¿comemos juntas antes de que entres a trabajar?
- Por supuesto que si ¿tu casa, o la mía? – le pregunto imaginándome su respuesta.
- La tuya por supuesto – dice muy quitada de la pena.
- Mi hermano no está a esta hora ¿lo sabes, no? – abro la puerta de mi auto y ambas subimos a este.
- Me duele, que siempre pienses que voy a tu casa porque quiero ver a tu hermano – dice haciendo un mohín de sorpresa tocando su corazón.
- ¿Y no es así? – le digo fingiendo molestia.
- Pues si obvio – dice y yo volteo como la niña del exorcista asombrada por su descaro – y a tus padres, tu hermana y a ti, no tienes por qué ponerte celosa cariño – termina guiñando su ojo y yo solo rio ante nuestro exagerado juego, es cierto que a Camila le gusta mi hermano y sospecho que a él le gusta ella, pero nunca se lo han dicho, aunque mi hermano es una persona muy seguro de sí mismo, cuando esta frente a ella se pone tan nervioso y ella igual, y solo me rio de ellos cuando tengo oportunidad.
Pasamos la tarde entre risas, comiendo, aprovechamos para terminar la tarea, porque, si, además de ser mi mejor amiga y compañera de equipo, es mi compañera de clase, ambas estudiamos Psicología. Terminando me despido pues ya es hora de irme a trabajar.
Llego en 20 minutos a la cafetería, y como siempre Abigail, me recibe con una enorme sonrisa, Abigail Thompson es mi jefa, es una muy agradable mujer, apoya a sus empleados pero así mismo le gusta que le cumplan, estoy muy agradecida por dejarme trabajar y retrasarme cuando hay entrenamiento, no cualquiera lo hace.
El resto del día pasa tranquilo sin mucho trabajo, el mismo señor Anderson en la mesa tres tomando su cappuccino americano, comiendo su pay y leyendo el periódico como todos los días; el mismo grupo de amigas viniendo a comerse con la mirada a Dylan uno de los cocineros y el más joven y guapo de la cafetería puedo admitir; la misma familia donde los esposos solo aparentan que se aman frente a su hijo; y la misma pareja de ancianos demostrando todo el amor que aún les queda por darse, un día me contaron como al transcurrir los años pasaron por muchos altibajos en su relación, como en estos, hubo sufrimiento, engaños, risas, felicidad, pero sobre todo amor, amor a su pareja, a su hogar, a su familia. Algún día quisiera tener un amor así, que a pesar dela circunstancias, se mantenga unido y más fuerte que nunca.
El día pasa rápido en el trabajo, entre pláticas con las familias, risas con mis compañeros y regaños de la señora Thompson a Dylan por estar coqueteando con sus comensales llega el momento de cerrar la cafetería.
Me despido de Abigail y mis compañeros y me voy a mi casa, al llegar ya están acostados, subo de dos en dos las escaleras y voy directo al cuarto de mis papás, al entrar los veo acostados viendo televisión, me acerco a darle un beso a cada uno y les doy las buenas noches, me doy una ducha, me pongo mi pijama y me acuesto a dormir.
Hoy fue un día largo, entre las clases en la universidad, el entrenamiento y el trabajo me deja agotada, tomo mi cuaderno de apuntes y trato de estudiar, pero mis ojos se sienten muy cansados así que solo lo devuelvo a mi mesita de noche, apago mi lámpara y rápidamente caigo en un profundo sueño.
Jenifer C.G
holaaaaaaaa¡ es mi primera historia de mi completa autoría, perdónenme si tengo errores tanto de ortografía como en la historia, espero que les guste, estoy abierta a comentarios de todo tipo, sin mas espero que les guste mi historia y nos leemos pronto.
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Mi peor error #MILLEN2017 #OW2018
Teen Fiction- eres un idiota - dije enojada. - pero así me amas - contestó arrogante. - y no sabes cuanto me arrepiento - le dije con odio - por ti perdí todo, mi familia, mi bebé, mi corazón. Se estrujó mi alma al decirle eso, y ver cómo de sus ojos rodaban un...