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Una vez más, el único sonido presente en la pequeña habitación era la tranquila respiración de Eddo, quien dormía plácidamente tras varias horas jugando con los juguetes viejos. Había sido un final de día muy intenso emocionalmente tanto para ella como para los muñecos, por lo que había caído rendida nada más apoyar la cabeza en la almohada.

Se encontraba abrazada a Toddy, de espaldas a la puerta. Sus labios seguían doblados levemente, pronunciando una tierna sonrisa casi invisible.

Bon la miraba con cariño. Hacía casi una semana desde que había llegado junto a ella, a ese cuarto lleno de otros juguetes que habían vivido a su lado durante mucho más tiempo que él. Poco a poco, había ido descubriendo a la niña. Valiente, creativa, única. Por fin entendía a la perfección el porqué de tanto amor hacia Eddo de parte de sus compañeros.

Suspiró y miró de reojo el baúl, y otros pensamientos invadieron su mente.

Aquella sería la última noche que pasaría con Bonnie, y eso hacía que una inmensa tristeza inundara su corazón. Por lo menos, no le había perdido, tal y como había pensado horas antes.

Entonces, recordó el pensamiento que había tenido justo antes de que Saster volviera con el pelimorado y se le frenó el corazón momentáneamente.

Había deseado infinitamente que Bonnie volviera, sólo para poder decirle lo que sentía por él... y había vuelto.

Tomó mucho aire y se abrazó a sí mismo, temblando. ¿Debía hacerlo? ¿Debía decírselo?

Sería la última oportunidad que tendría, se dijo. Sabía bien que era muy probable que no fuera correspondido, pero de alguna manera, sentía que necesitaba contárselo, que Bonnie debía saber acerca de sus sentimientos.

En ese momento, el baúl se abrió, dándole a Bon la señal para ponerse en pie y comenzar a bajar por la estantería.

Él y Bonnie se encontraron a los pocos segundos abajo.

—Buenas noches, Bon.

—Buenas noches, Bonnie.

Se miraron. Los dos tenían el rostro pintado con una espesa capa de tristeza, pero ninguno dijo nada sobre ello, y sólo caminaron en silencio hasta la ventana, donde por última vez, se sentaron.

Esa vez, Bonnie no tuvo dificultad alguna en acercarse a Bon y apoyar su mejilla en el hombro del contrario, cerrando los ojos. El peliazul lo observó de reojo, suplicando por que no escuchara su corazón latir.

—Mañana, cuando Eddo regrese de clases... —murmuró Bonnie.

Bon sólo asintió y, con un brazo, apretó a Bonnie contra él.

—Lo sé.

Bonnie despegó los párpados y esbozó una leve sonrisa.

—Te lo dije.

Bon le miró con una ceja alzada.

— ¿El qué? —preguntó.

—La luna —respondió el menor, apartándose de Bon para poder señalar el astro con el mentón—. Te dije que esta noche ya estaría llena.

Tenía razón. Por fin, el gran satélite se encontraba completamente redondo, adornando el despejado cielo de la noche.

—Es genial poder ver esto contigo... —suspiró Bonnie, abrazándose las rodillas. Hizo una pausa, y entonces giró la cabeza hacia su compañero, con expresión de timidez— ¿Sabes qué?

Bon parpadeó y estableció contacto visual con Bonnie. Se encogió de hombros, como respondiendo que no.

Bonnie sonrió y volvió todo su cuerpo para poder quedar frente a frente con Bon.

—Antes de que llegaras —dijo—, yo observaba la luna completamente solo... Lloviera, nevara o hiciera un calor abrasador, siempre me quedaba aquí durante largas horas, sin apartar la mirada del cielo. Pero un día... empecé a sentirme algo solo y aburrido.

»Se me ocurrió preguntarle a Foxy si quería pasar la noches conmigo, pero él respondió que no (claramente, prefería estar en el baúl con Chica, lo entiendo), así que tan sólo seguí volviendo una y otra noche aquí, solo...

»Me alegré tanto cuando, la primera noche que estuviste aquí, te quedaste a mi lado... —sonrió, y a Bon casi le pareció ver que sus mejillas se encendían— No te conocía, pero... tenía la impresión de que podíamos llegar a ser buenos amigos...

Bon tragó saliva y desvió la mirada.

—Yo... yo pensé lo mismo... —dijo, sintiéndose algo incómodo.

Los dos volvieron toda su atención a la luna, que los miraba divertida.

—Me siento tan agradecido de que mi corazonada se cumpliera... —rió el de cabello lila, ladeando la cabeza— Y me alegro muchísimo de poder pasar mi última noche contigo.

Bon asintió, sin saber qué decir.

Ninguno de los dos volvió a decir nada. Pasaron los minutos, e incluso las horas, pero el único sonido presente era el canto de los grillos en los árboles de fuera.

En un momento dado, Bonnie se puso en pie.

—Creo... que va siendo hora de volver —susurró, mirando al suelo.

A Bon se le cayó el alma a los pies. Se enderezó también, con los hombros caídos, y miró a Bonnie.

Pasaron treinta segundos sin que ninguno dijera nada, y entonces, el juguete viejo suspiró larga y profundamente y alzó la mirada, intentando sonreír.

—Hasta mañana, Bon —dijo, despidiéndose con la mano y girándose hacia la ventana.

Los ojos del nombrado se abrieron de par en par.

¿De verdad lo dejaría ahí? ¿De verdad no le diría lo que realmente sentía?

—Bonnie...

Esa palabra salió casi en un susurro, pero el aludido se percató de la llamada y miró a su amigo por encima del hombro, esperando a que dijera algo.

Bon apretó los puños, y recordó el día en el que se conocieron. En aquellos tiempos, sólo se había sentido algo mal por la futura pérdida de los juguetes viejos. Ahora, simplemente no quería separarse jamás de Bonnie. Incluso si tenía que ir con él a la basura.

Y sabía que tenía que decírselo. Y sólo encontraba unas palabras adecuadas para esto.

—Yo... yo... —tragó saliva y, con gran valentía, lo miró a los ojos, frunciendo el ceño y sintiendo sus mejillas arder— Tú me...

Las palabras no le salían. Era muy difícil.

Justo se iba a dar por vencido e iba a despedirse de una vez, cuando Bonnie sonrió, y sin darle tiempo a reaccionar a Bon, se lanzó sobre él, juntando sus labios brevemente. Este acto pilló desprevenido al peliazul, quien alzó las cejas y contuvo el aire.

Al separarse, Bon pudo apreciar las lágrimas que empezaban a resbalar por el rostro ruborizado de Bonnie.

—Tú a mí también, Bon —dijo, ampliando su sonrisa para luego abrazar a su amigo. 

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