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La jovencita deshizo el abrazo sonriendole a su contrario con amabilidad.

A ver...cómo lo practiqué Pensó la niña para luego ponerse firme ante su nuevo amigo

-Mi nombre es Hatsune Mikuru, tengo 5 años, soy aprendíz de canto y danza y es un placer conocerlo...ehem, conocerte- Dijo eso último con una sonrisa

-Y-yo igual...me llamo Len....Kagamine Len.....y-y....ésta es mi casa....-

-¿V-vives aquí?- Preguntaba Miku imprecionada

-Si...-

-Cómo...¿Cómo le haces para vivir?-

-Simplemente me mantengo oculto....-

-¿Pero cómo te alimentas?-

-No..he comido hace tiempo....-

-Por Kami-Sama! Espera...no te muevas, volveré en un momento-

-¿A dónde vas?-

-Sólo...esperame...¿Si?-

-E-está bien.....-

La niña volteó y comenzó a gritar -Simón! Simón!!-

-¿Simón?- Preguntó Len lo que hizo que Miku volteara hacia él y le respondiera "Es mi perro" para luego volver a mirar hacia el pasillo y seguir llamándolo.

En cuestión de segundos, se oyen unos cuantos ladridos en un volumen bastabte débil, el cual pronto cedió y cada vez se oían más cercanos

-¿Eh?-

De repente se ve una silueta de un perro de mediana estatura

-Simón, quedate aquí, ya regreso, él es Len, es un amigo- Dijo la niña para luego salír corriendo hacia el exterior del lugar

El joven Kagamine simplemente miraba algo nervioso al animal que lo acompañaba. Tragó saliva y sonrió nerviosamente

-Ho-hola Simón....s-soy Len...-

El canino simplemente se acerco y se sentó delante de él mirandolo de frente, lo que hizo que Len se sobresaltara un poco, pero lo tranquilizaba ver que el perro estaba tranquilo y moviendole la cola

-¿Q-quieres que te acaricie? Está bien...-

El pequeño se agachó quedando sentado sobre sus rodillas y acercó su mano hacia el can algo inseguro, hasta que finalmente su mano llegó a su cabeza para luego acariciarlo

-Eres un chico bueno jeje-

~Mientras en otra parte~

La dulce niña había regresado a su casa y comenzó a colocar distintos tipos de comida dentro de una cesta de picnic

-Uff no me pueden faltar las servilletas- Dijo alegremente para correr e ir por unas servilletas dentro de una alacena. Las había doblado perfectamente en pequeños cuadraditos para luego apilarlos en el espacio sobrante.

-Casi se me olvida!-

La niña rápidamente fue por una pequeña botella con jugo de frutas y cargó con una mano la cesta y con la otra la botella.

Al llegar al puente directamente se dirigió hacia la ubicación de Len, o eso parecía, ya que se había detenido en un pasillo atrás y había dejado las cosas en un rincón seco y libre de tierra y ladrillos rotos para seguir su rumbo y llegar al final del pasillo para ver el siguiente en el cual se encontranan Len y Simón.

-Oigan! ¿Podrían venir por favor?- Dijo la niña con gran entusiasmo reflejado en su rostro y voz

-¿Qué pasa?- Le preguntó Len con suma confusión

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