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Dejo salir todo el aire que sus pulmones guardaban y extendio un poco, dejando expuestas las venas de su muñeca.

A q u i  v a m o s. - Dijo mientras que con sus propias uñas rasgaba lo sufiente su piel como para que la sangre cayera sobre la nieve, tiñendola de un horrible carmesí; era tan oscura.

Cerro sus ojos por unos minutos, haciendo caso omiso al hecho de que su sangre seguia cayendo al suelo, para cuando los abrio nuevamente no habia nada más que la estatua. Miro su muñeca y noto que ya no habia rastro de lo que habia hecho hace minutos, ni siquiera habia alguna mancha de sangre en el suelo u en otra parte.

Se que puedes escucharme. - Susurro firme mientras se colocaba derecho en frente de la estatua - Deja de fingir que no me  escuchas  Mephiles, responde, ¿Dejaras que Sonic regrese?

— Eso es algo que no permitiré. — Respondió el anterior mencionado, dejando atrás la imagen de la estatua de piedra y mostrando su verdadera forma, la original. Era un erizo parecido al azabache, solo que las betas eran de un color verdoso al igual que sus ojos, aunque ahora estaban rojos con el contorno en negro.

Inspiraba más miedo y misterio que él.

— ¿Por qué? — Pregunto el azabache mientras miraba fijamente la imagen de hermano mayor. Notaba como pequeñas arrugas se formaban encima de su nariz, signo de que su presencia aquí le molestaba más que nada pero, no le importo;

Estaba determinado a regresar con Sonic, o al menos que él saliera y sea feliz con Amelía.

Cuando Decida MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora