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- ¡Maldita seas! - Maldicio la eriza mientras apretaba sus puños a los costados de su cuerpo. Podía notar como su propio cuerpo temblaba de la ira y rabia, ¿Cómo se atrevia a hablarle si quiera despues de lo que hizo?

No respondio a ese insulto, solo miro hacía otro lado; con un ceño fruncido. Como si estuviera sintiendo un dolor agudo en alguna parte de su cuerpo, y así era, sentia que su cabeza iba a explotar en cualquier momento, notaba como una que otra vena palpitaba debajo de su pelaje.

- ¡Dime ,¿cómo puedes mirarme a la cara sabiendo lo que hiciste!? - Pregunto mientras notaba como el zabache se apoyaba poco a poco en el tronco del arbol en el que estaba.

Respirando de manera agitada, sintiendo como sus pulmones se conprimian entre las costillas de su cuerpo, volvio un poco en sí cuando una pequeña piedra casi le da en el pecho, miro en dirección de la rosada; se sentia terrible, más allá de lo fisíco.

Sentia culpa.


Cuando Decida MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora