VIII

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Desde que abrí los ojos estoy bastante confusa con todo lo que está pasando. Lo primero que he visto al despertar es cómo Emma le ha dado una torta a un tipo que dice que me iba a besar. Me hace pensar que todo ha sido un malentendido cuando, mientras tanto, un gorila amigo suyo le gritaba ”Tenías razon, lo de oler el alcohol de tu aliento ha funcionado. Buen trabajo”. Parece que no ha llegado a escucharlo del todo porque del sopapo que le ha metido Emma se ha mareado y ha acabado teniendo que sentarse. Acto seguido, el gorila ha descuidado de su colega y me ha estado ayudando hasta que he podido incorporarme del todo. Según me he levantado, toda la gente de alrededor me ha empezado a aplaudir. He flipado cuando he visto que estaba en un autobús. De pronto, antes de que nadie llegase a explicarme cómo he llegado hasta aquí, conseguí recordar lo último que ocurrió antes de desmayarme. Instintivamente, me he pasado la mano por la nuca y el dolor me ha hecho ser consciente de que esto no era ningún sueño. El grandullón que me ha estado cuidando trata de tranquilizarme con una aclaración sosegada.

-Como le he dicho a tu amiga antes, solo ha sido un chichón y el susto. Menos mal.

Le miro, aún aturdida por la impresión, haciendo balance de lo que ha hecho por mí siendo un completo desconocido. Ver cómo me ha ayudado desinteresadamente me emociona.

-No tengo palabras para expresar cómo me siento. De verdad… no sé cómo agradecértelo.

Mi corazón se llena de una mezcla de felicidad y melancolía muy dificil de expresar y aún más de llegar a entender. El chico se sonroja ligeramente.

-Si no ha sido nada. Es lo mínimo que podíamos hacer.
-¿Podíamos?

Emma irrumpe en la conversación, acompañada por un séquito variopinto de chicos que, intuyo, son del grupo de amigos del que me estaba cuidando.

-Todos se han volcado en ayudarte. Si no hubiera sido por ellos aún seguiríamos allí. Tú inconsciente, y yo, del ataque de nervios que me ha entrado al no saber qué hacer, también.

Uno de ellos, el único rubio de entre todos, asoma su cuerpo desde detrás de Emma. Al medir menos que los demás no le he visto porque el resto le estaba tapando. Su repentina aparición me hace pegar un bote del susto.

-Ya nos lo puedes ir agradeciendo.

Todos los demás le reprenden. Hasta Emma, que parece ya una más, se une al grito al unísono.

-¡Dorda!

¿Dorda? ¿Qué clase de nombre es ese? Menuda primera impresión me está dando, entre el susto y el narcicismo… El tal Dorda se encoge de hombros, chasquea la lengua y sonrie.

-Si sabe que es broma.

Ese final inesperado me hace sonreir. No cualquiera podría haber enmendado mi opinión sobre él después de un comentario así, pero ese chico tiene ‘algo’. No sé si son los gestos, el tono de la voz o la manera en la que lo dice, pero me hace bastante gracia. Mientras el gorila continúa la conversación y sigue quitándose méritos de manera pedante me fijo en un chico de ese grupo. que llama la atención de Emma con una palmadita en el brazo y se inclina sobre ella para decirle algo.

-¿Se llama Aurora, no?

O bien no es muy discreto o bien no sabe bajar el tono de su voz, pero si está intentando que no escuche lo que va a decir… mal va. Emma abre los ojos de par en par.

-¿Cómo sabes tu eso?
-Antes has susurrado “Aurora, por favor, recuperate ya” mientras la mirabas, asique no me ha resultado muy dificil suponer que tu amiga se llamaba así.
-Vaya, yo pensé que estabas distraido persiguiendo a Dorda con tu móvil.
-Me doy cuenta de todo.

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⏰ Última actualización: Nov 27, 2016 ⏰

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