Por fin termino de elegir el modelito perfecto para la penúltima noche. Tengo la corazonada de que con este escotazo seré yo quien triunfe hoy. Sonrío y canturreo "Cómo te atreves a volver" de Morat mientras me pongo la base. No ha habido ni una sola fiesta en la que no la hayan puesto, ¡y mira que hemos cambiado de discotecas! Saco del estuche la barra de labios que estaba reservando para los últimos días y felizmente descubro que va a juego con mi vestido. ¡Hoy no va a haber quien se me resista! Escucho una tarjeta desbloqueando mi puerta y el sonido de unos taconazos que parecen agujerear cinco centímetros el parqué con cada pisada.
-¡Emma, por dios! ¡Date prisa, estamos ya todas esperándote abajo!
-Un segundo, solo me quedan los últimos retoques.
El atronador ruido de las tapas contra la madera recorre toda la habitación hasta llegar a la puerta del baño. En el trayecto escucho que algo amortigua el sonido de un taconeo y rezo para que las braguitas que estaban en el suelo no hayan sufrido ningun daño.
-¡Ni últimos retoques ni leches! ¡Ya!
-¡Ey, no me grites tanto! Ya me doy prisa, tia.
-¡Siempre la más tardona...! ¿No entiendes que no queremos correr y sudar para coger el bus? Además, ninguna está dispuesta a coger los asientos de atrás. ¡A saber lo que podría pasarnos!
Me paso por encima la barra de labios y maldigo el dichoso momento en el que a mi compañera de habitación se le pasó por la cabeza que todas tuvieramos las llaves de la otra habitación "por si nos sucedía algo".
-¡Ey!
Ese grito me pilla de improvisto y termino por pintarme con la barra de labios hasta la mitad de la mejilla, ¡que desastre! ¡Por culpa de los chillidos de rata de la maldita Aurora ahora parezco un payaso!
-¿Me estás escuchando? ¿O estás pasando de mi como de costumbre?
-¡Aurora!
-¿Qué?
Deslizo la opaca puerta de cristal que separa el baño del resto de la habitación para que vea lo que ha conseguido con sus irritante verborrea y suelta un gritito.
-¡Ay Dios mío! ¿Y eso?
-¡Por tus putos gritos! Ahora... ¡ahora parezco un jodido payaso!
Me entran muchas ganas de llorar. Esta iba a ser mi oportunidad. Iba a ser la chica perfecta que conocería al chico perfecto y le besaría en el centro de la pista mientras sonase un temazo. Por fin iba a quitarme el estúpido apodo de "la boquerona". Solo quería una noche en la que yo fuese la protagonista. El resto ya han tenido sus veladas de ensueño, pero yo... ya... así...
-Ay, no, no, no, mi nena, no llores, por favor.
Aurora parece notar que tengo los ojos húmedos. Tiene razón, estoy al borde del llanto. Se abalanza sobre mí para abrazarme. Al menos ya ha dejado de gritar, pero ¿y a mí qué?, por su culpa ya se ha ido todo a la mierda.
-Esto tiene arreglo rápido, tonta, pero no llores que como se te corra el rimmel ya vamos a tener un problema serio. ¡Vamos, vamos, sonríe, sonríe!
Termino de entender que va a ser peor si lloro, pero no puedo evitarlo.-¡Ay madre!
Aurora me acaricia la nuca y eso me hace sentir algo mejor, porque bueno, una vez estás en lo más bajo ya solo puedes subir, aunque sea lo mínimo.
-Emma, nena, lo siento muchísimo...
-N...no... no pasa... nada...
Intento responder entre sollozos, pero sé que es mentira. Si que pasa, y mucho. La he liado parda. El resto me está esperando y se van a pillar un cabreo monumental. Todo parece ir de mal en peor. Si tan solo fuera un poco más puntual no pasaría esto.
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La Historia del Día Después
Fiksi RemajaLas vacaciones en Mallorca están llegando a su fin y Emma es la única de sus amigas que no ha conseguido su noche de ensueño. La tiene pensada desde que llegó: un chico guapísimo, una discoteca, un temazo en el que los dos brillen con luz propia... ...