Más conocido por su apodo del Petiso Orejudo, Godino fue uno de los más temidos asesinos en serie de la Argentina. En 1912, cuando lo detuvieron, confesó haber matado a cuatro niños e intentado asesinar a otros tantos. Lo sentenciaron a prisión por tiempo indeterminado. Su modus operandi era llevar a sus víctimas hasta algún terreno baldío, donde las torturaba y las estrangulaba, aunque a una de ellas llegó a hundirle un clavo en la cabeza. Además tenía rasgos piromaníacos, no sólo incendiaba a sus presas sino que prendió fuego más de un lugar. Godino tenía la costumbre de presentarse en los velorios de sus víctimas y gracias a eso fue capturado. A los 48 años lo encontraron sin vida en la cárcel de Ushuaia donde cumplía su condena. Las circunstancias de su muerte siguen siendo dudosas.
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Historias De Asesinos
RastgeleAquí hay algunas historias de asesinatos y crímenes conocidos o no tanto... Pero los protagonistas de estas escalofriantes historias eran verdaderos psicópatas.