cap 15

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Una hora más tarde, después de tres margaritas, una extensa plática con Ino y conversar con todos en la mesa, el ambiente era tan relajado y tranquilo que parecía que habían pasado unos cuantos minutos.

Sentado a mí lado Naruto se había comportado conmigo como el esposo tierno, amable y atento que en teoría era, y para mí no significaba ningún problema fingir que así era. Había descubierto que aunque parecía reservado siempre había un tema de conversación cuando él estaba en la mesa, y siempre tenía una buena historia que contar y de la que yo podía aprender más de él.

Había descubierto que había viajado ya a los cinco continentes, que había hecho una maestría en el extranjero y que coleccionaba autos que tenía en un enorme garaje en casa de sus padres.

Y yo no podía dejar de sorprenderme por todo lo que descubría de él.

Por supuesto Ino también había presumido todo lo que podía sobre mí, mientras que con algo de vergüenza había soportado las miradas de sorpresa de Naruto al conocer detalles sobre mí que no le había dicho.

Para entonces me encontraba explicándole a Naruto como rayos era que podía dominar cinco idiomas a la perfección cuando la música del lugar cambió y unas emocionadas Karin, Ino y Sakura se levantaron de su lugar y soltaron un gritito emocionadas.

-¡Ay me encanta esa canción!-

-¡A mí también!-

-¡Yo la adoro!

Como niñas pequeñas se juntaron para mirar la pista y en menos de dos segundos Karin jalo a Sakura y ya estaban dentro de ella, dispuestas a encontrar un lugar para bailar. A mí lado Ino dio media vuelta para mirarme y me tomó de la mano para levantarme de golpe.

-¡A ti también te encanta esa canción, Hina!- me jaló hacia la pista- ¡Vamos a bailar!-

La energía de Ino me contagió de inmediato, y recordando las enormes ganas que tenía de bailar miré a Karin quien ya se encontraba bailando y nos hacía señas para que fuéramos.

Entonces recordé a Naruto y volteé a verlo. Con una mirada que pedía permiso más que disculpas, sonreí ligeramente y obteniendo a cambio un simple asentimiento de cabeza y una sonrisa tranquila, me vi arrastrada a la pista por Ino.

El lugar estaba tan abarrotado que nos vimos obligadas a juntarnos más y finalmente comenzamos a bailar. Al inicio comencé a moverme con algo de renuencia, siendo completamente consciente de mis movimientos y sobre todo de que a unos pasos cierto ojiazul que me ponía nerviosa probablemente me observaba.

Pero poco a poco la música fue haciéndose más intensa y recordando lo mucho que me gustaba bailar comencé a moverme con más libertad y me dejé empapar de la fuerte música.

Por Dios, ya había olvidado lo bien que se sentía bailar.

En algún momento se unieron Suigetsu y Sasuke al pequeño grupo, y completamente inspirada por la música comencé a moverme sensualmente y sin inhibiciones.

Entonces sentí que alguien me observaba y contuve un agradable escalofrío.

Y no tuve más que hacer que voltear mi mirada hacia nuestra mesa para toparme con los azules y profundos ojos de Naruto. Sentado en el sofá, con un vaso de brandy entre sus manos y su mirada clavada en mí, era él quien me estaba observando.

Sentí la sangre subir a mis mejillas y hervir en mis venas al ver su mirada oscura y darme cuenta que no solo me observaba.

Me estaba admirando.

Los músculos de mi vientre se contrajeron deliciosamente y sonreí con satisfacción.

Sin poder evitarlo y con inusitada sensualidad, seguí moviéndome lenta y sugestivamente al ritmo de la música, consciente de que en aquellos momentos Naruto no me quitaba la vista de encima. De dónde había salido aquella increíble valentía no tenía idea, pero lo único que sabía es que quería que me siguiera viendo.

Contrato de Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora