Hoy vino a verme Taehyung, me contó que Yoongi, mi Yoongi tenía novia y era muy feliz.
Me alegraba por él.
Pero... ¿Donde quedaba yo?
¿Acaso yo era invisible?
Sentía una extraña opresión en el pecho que ardía como mil demonios.
Sólo quería llorar y llorar.
Aún no había muerto –aunque me faltaba poco– y Yoongi ya me había superado, ya era feliz con otra persona que no era yo.
¿Acaso le dolería al menos un poco cuando muera?
No lo creo.
Pero, bien por él.
Podría irme sin el miedo de dejarlo sólo.