Podrán llamarme idiota, pero aún así, lo recibí con una sonrisa.
El menudo cuerpo de mi hyung, que extrañamente parecía más delgado, estaba en la puerta.Llorando por mí, rogándome que lo perdone.
—Jiminnie, por favor... —Sollozó. —Perdóname... —Su voz se oía tan lejana, pero no me importaba. Lo único que importaba era que él estaba aquí conmigo.
—Te amo tanto, Jimin, por favor... —Volvió a hablar, esta vez plantando un beso en mis labios.
No puedo describir lo que sentí al besarlo nuevamente, porque apenas me quedan fuerzas para sostener el lápiz correctamente, pero sólo puedo decir que ahora sí podré dormir tranquilo, sin pesadillas de por medio.
Te amo, hyung, gracias por venir a verme.
Buenas noches.