Capítulo 8

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Kasia

El restaurante estaba lleno, era fin de semana, María había enfermado, ya que como saben estaba embarazada y estaba en la recta final, así que se enfermaba constantemente, por lo tanto me había tocado cubrirla este fin de semana. 

Una semana, una semana sin saber de Elian, desde aquel día en el que se comportó frío después de nuestro beso, no lo he vuelto a ver, le he mandado mensajes, los cuales no contesta, le he marcado varías veces pero el simplemente rechaza mis llamadas.

Me sentía muy mal, enserio que el me gustaba, pero al parecer me había hecho ilusiones muy rápido, no se, pensé que le agradaba, llegue a pensar que le gustaba, pero lamentablemente creo que no fue así.

—Kasia, ¡atiende la mesa 8! — me dijo Amelia sacándome de mis pensamientos. Me encaminé hacia la mesa donde estaban los clientes que habían llegado para atenderlos.

Nunca pensé encontrarme a Elian en esta situación. Pero ahí estaba el, sentado en una de las mesas del restaurante, acompañado de una morena voluptuosa, muy guapa.

Cerré los ojos deseando que esto fuera un sueño, pero lamentablemente no era así, el estaba ahí con otra mujer. Ahora que lo pienso, tal vez el solo se comportó amable conmigo por qué lo salve, el solo se mostró servicial por qué lo ayude y lo lleve al hospital ese día.

Enserio me había ilusionado como la tonta que soy, pero no más, no dejaría que me viera mal, aún que por dentro estaba destruida. Camine decidida hasta la mesa en la que ellos estaban.

—Buenas tardes, bienvenidos a Pancho's — dije con la sonrisa más falsa del mundo — aquí tienen el menú — dije dándoles uno a cada quien. No podía mirar a Elian, solo miraba de reojo a la morena vulgar, tenía un vestido pegado y corto que la hacia verse como una verdadera ramera ¿de donde la había sacado Elian? No pensé que fuera de esos, pero ya saben Nunca llegas a conocer realmente a las personas.

—Yo quiero esto — la morena señaló un platillo de carne en salsa con papas — ¿y tu amor? — Dios mío, ¿eran novios? Elian enserio me había ilusionado. Fui una estupida. Finalmente lo mire, lo hize, lo mire directamente a los ojos, sus ojos estaban fríos sin ningún sentimiento.

—Yo solo quiero una cerveza — su voz era fría y tosca.

Asentí, me di la vuelta para regresar a la cocina, le di el pedido a José, recosté mi cabeza en la pared, me sentía muy mal.

Los miraba de lejos, ella lo abrazaba, le daba besos en el cuello, el solo tenía uno de sus brazos alrededor de su cintura y miraba a punto fijo, seguía con su mirada fría y sería.

—Aquí tienes Kasia — dijo José dándome el pedido de ellos.

Camine hacia ellos, le entregue su platillo a la morena, y a el su cerveza.

—Que lo disfruten — dije mirándolo a los ojos. Quería que se diera cuenta de que me había decepcionado y mucho.

Limpiaba una mesa cuando escuché que alguien gritó ¡mesera! Era la morena, me encaminé hacia la mesa de ellos.

—¿Que se le ofrece? — dije amablemente.

—Quiero un jugo de naranja, rápido — dijo groseramente. Zorra vulgar.

Fui hacia la barra de bebida y yo misma sé lo hice, claro que me daban ganas de ponerle pesticida o algo parecido.

—Aquí tiene — dije dándole el jugo, pero mi mala suerte me jugó una mala pasada, lo solté antes de que ella lo agarrara y creo que ya sabrán lo qué pasó. El jugo le cayó encima haciéndola gritar como una loca, no era para tanto, pero al parecer el jefe la escucho y rápidamente vino, diablos, me metería en una gran problema.

SCARSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora